Elias D. Galati
Poeta y escritor (Argentina)
En términos psicológicos dependencia es la relación social de un individuo
para con otro o para con la sociedad, de tal índole que el individuo en
cuestión, que es el dependiente, recibe ayuda o está bajo el control del otro
u otros.
Se opone a la libertad que es la capacidad de un individuo para tomar
decisiones y actuar de acuerdo con normas valiosas de la conducta o
principios de justicia y rectitud aceptadas por él,
Para ello es necesario tener conciencia de libertad, o sea la experiencia
consciente que nuestras decisiones se toman o pueden tomarse por nosotros
mismos, sin tener en cuenta influencias externas ni predisposiciones
psíquicas.
La dependencia impide la autodeterminación y la posibilidad de elegir, que
en el sentido platónico a pesar de la limitación o finitud de la libertad nos
permitía decir que sí tanto como decir que no, en forma libre y voluntaria.
En nuestra vida existen dependencias, en primer lugar el hábitat y el tiempo
en que vivimos, nuestros genes y la condición personal, nuestra primera edad
en la que no somos conscientes y en la que vamos concientizando de a poco
nuestra existencia, pero que carga con la impronta de esa primera edad en la
cual hemos sido condicionados por la crianza.
También nos condicionan la comunidad en la que vivimos, y la adaptación
que debemos sostener con ella.
Más hay un punto de inflexión, un momento en que nos enfrentamos con
nosotros mismos y debemos decidir, que queremos ser, que debemos hacer
y como accionar en la vida.
Por supuesto que la libertad no es absoluta y estamos acotados de muchas
formas, pero la decisión vital es fundamental para nosotros, para nuestras
acciones y nuestro futuro.
En ese momento entra en juego la personalidad, la voluntad y el carácter de
cada uno.
El carácter es la naturaleza moral de cada uno, es la fase de personalidad que
comprende los rasgos más permanentes de significado ético y social.
De allí surge la capacidad de elegir entre la libertad y la dependencia.
Es una cuestión que tiene dos variables, la elección del individuo de no ser
dependiente, y la voluntad de personas o grupos sociales que imponen
dependencia a sus semejantes en una relación asimétrica.
La primera variable es crucial, consiste en la decisión y la voluntad del
individuo de aceptar la responsabilidad de elegir.
Ella nace de la dignidad humana, y de la libertad que constituye el numen y
la base del comportamiento humano.
Es un acto voluntario, sin condiciones, sin presiones y despojado de actos y
hechos sociales que lo pueden condicionar.
De todos modos hace a la nobleza y a la condición intrínseca del hombre
ejercer sin condiciones el derecho a su libertad y determinación.
La segunda variable es más compleja; todos vivimos en una comunidad, y
estamos sujetos a sus normas, las que hemos aceptado cumplir.
Pero la asimetría del poder, y a veces la condición perversa de los poderosos
y de los que dominan hacen que dichas condiciones salgan del cauce normal
de lo reglado y transiten por sendas favorables a las condiciones, ideologías,
preferencias y deseos de poder y riqueza de los que detentan la autoridad.
Ya hemos explicado que los funcionarios electos son meros mandatarios que
deben cumplir el mandato que le ha dado el soberano que es el pueblo, pero
que muchas veces se subvierte dicha condición y terminan haciendo su
voluntad por encima del mandato.
Estas condiciones generan dependencia, y a veces el individuo está en una
disyuntiva de hierro, ser dependiente o vivir en un estado de situación
imposible de subsistir por las presiones sociales, económicas y autoritarias
no sólo de los gobernantes sino de su entorno o enclave social que lo
acompaña.
La historia nos ha demostrado innumerables ejemplos de dependencia de
todo tipo, desde la más pequeña hasta la más cruel y trágica.
Cualquier dependencia en ambas variantes es nefasta y atenta contra el
hombre y contra la sociedad, contra su dignidad, contra su voluntad, contra
su grandeza y contra su condición.
Es cuestión primordial de esta hora, educar, gestionar y promover la
independencia y libertad del individuo, dentro del las normas legales, frente
al intervencionismo del Estado, en especial aquellos que atentan y denigran
su dignidad humana.
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