Bomberos de Cádiz con perros rastreadores viajan desde Algeciras a Marruecos
Permítaseme aclarar desde un principio que mi identidad carece de relevancia en el contexto actual. Quién soy, de dónde vengo o cuál es mi trayectoria son aspectos menores en comparación con la revelación que está por venir. A excepción de una única hermana, quien ha estado hospitalizada durante los últimos 11 meses en Nuakchot antes de decidir regresar a nuestra nación, Marruecos, el resto de mi amplia familia (compuesta por 15 miembros, entre parientes cercanos y aquellos más distantes) sigue cautiva del Polisario en los campamentos de Tinduf. Sin embargo, esta triste realidad permanece en la sombra para aquellos que confían en los intrincados senderos de los « derechos humanos » que se proclaman en España y en la constantemente invocada « solidaridad » internacional, una solidaridad que parece dirigirse de manera exclusiva y preferente hacia una ínfima fracción de los saharauis.
Muy pocos e insignificantes son los que no han expresado a Marruecos su pésame y su disposición a colaborar en las operaciones de rescate y de tratamiento de los heridos.
Y es que en el momento difícil se conocen los sinceros, los hermanos y los amigos. Marruecos tiene mucho… muchísimos. Una cabal y elocuente ilustración de la imagen y el perfil del reno entre la comunidad internacional.
No obstante, entre las numerosísimas muestras de afecto y de solidaridad, Marruecos se ha visto obligado a aplicar las normas internacionales en materia de ayuda y de socorro, poniendo de relieve sus potencialidades que no son pocas y asimismo sus carencias.
Evidentemente en este tipo de selección se ha podido averiguar que algunos expresan su solidaridad solo por su imagen y para tratar de blanquear el océano de tentativas de desestabilización.
Hay ofertas de ayuda que pueden resultar malignas y por consiguiente no seria oportuno aceptar y hay otras como la de España, Qatar o Emiratos Árabes Unidos que siempre han mostrado cordialidad, respeto y consideración por Marruecos.
Marruecos agradece a todos. A unos y otros, pero obra en función de sus imperativos.