Jihane Jedidi es optica/periodista directora de comunidad infomarruecos
Foto: Jedidi Media
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Cada vez que veo el gato “Putin” que, por cierto, nunca adoptamos, pero casi forma parte de la familia, me acuerdo de un párrafo de “Grito Primal” de Said Jedidi que narra la pesadilla de un señor que se despierta llorando porque soñó la pérdida de su gato… “hasta recordar que él nunca tuvo gato, que no le gustan los gatos y hasta detesta los gatos…”.
El gato “Putin” es muy especial. Cada vez que le damos de comer, lo comparte con otros gatos. Un humanismo (o animalismo) que brilla por su ausencia entre muchos humanos.
En la familia sentimos cierto cariño por “Putin” y a juzgar por su comportamiento, él lo sabe. Sin embargo, debido a ciertas alergias nunca le permitimos entrar a casa y, también parece que lo sabe.
Lo descubrimos cuando era agresivo contra otros gatos, de donde el nombre de “Putin” pero con el tiempo se ha reconvertido en un verdadero padrino. Tanto que en la familia contemplamos cambiarle el nombre. Gandhi seria idóneo… pero él ya responde cuando se le llama “Putin”…