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A PROPOSITO DE MARRUECOS, por: *ANTONIO YELPI AGUILAR (México) (Actualizado)

Opinión

 

ANTONIO YELPI AGUILAR, Miembro de la Cámara Internacional de Conferencistas
Director de la Fundación Global África Latina, Y director de Relaciones Internacionales de UPC

Es un hecho cierto que el llamado Frente Polisario, es un movimiento político trasnochado que se identifica con la autoproclamada República Árabe Democrática Saharaui (RASD), quien unilateralmente, intentando nuevamente victimizarse ha dado por terminado el acuerdo de alto el fuego con el Reino de Marruecos.

Carlos Chuecas, Represente de la Cámara de Empresarios Latinos de Houston, en México – Hombre de negocios y Experto Internacional.

Carlos Chuecas, Represente de la Cámara de Empresarios Latinos de Houston, en México – Hombre de negocios y Experto Internacional.

Los hechos naturalmente han obligado al Reino de Marruecos a establecer un asiento de defensa que permita la libre circulación de personas y mercaderías; lastimosamente el régimen del Polisario ha impuesto por mano militar, un toque de queda para la población saharaui bajo su control, que afecta a las 90.000 personas que malviven en los mal llamados campos de refugiados dispuestos por el interesado régimen de Argelia.  Asunto cuyo arrastre histórico viene desde hace 49 años localizándose su epicentro en la región argelina de Tinduf, donde existe además pobreza, falta de equipamiento sanitario y tráfico de especies de distinto calibre.

Es claro que las acciones de finales de octubre desarrolladas por activistas saharauis con el apoyo de Argelia y sus servicios de inteligencia culminaron en el bloqueo del paso a los camiones de mercancía marroquíes procedentes del África Subsahariana, estamos hablando del paso fronterizo de Guerguerat.

Paradójicamente territorio que controla la fuerza de interposición de la ONU, misma que se vio superada por la estrategia relámpago del Frente Polisario, cuyas voces insisten en que esta vía comercial va contra lo pactado con Marruecos, es claro y obvio que la estrategia de la RASD es confundir a la opinión pública internacional y servir de pretexto a los intereses de Argel y su régimen.

Son muchos y reiterados los exabruptos políticos y diplomáticos del

régimen marioneta que controla los llamados campamentos, mismos, que nada tienen de humanitario y sí mucho de prisiones al aire libre bajo un inclemente sol y temperaturas promedio de entre 47 a 50 grados; dichos centros son controlados con mano militar, y un lugar donde permanentemente ocurren   incidentes humanitarios, en dicha región son comunes las acciones

de propaganda de la RASD y estas siempre corresponden a acciones de pirotecnia del Polisario y sus aliados.

Es igualmente preocupante que la Minurso impuesta por Naciones Unidas tenga allí una fuerza ridícula como tropa de interposición estratégica, pues este territorio es inmenso y requiere de la atenta vigilancia y seguridad, solo el Reino de Marruecos es capaz por tanto de cuidar con sentido alerta dicha zona geográfica, hoy envuelta en una cuestión territorial legada de la guerra fría.

La RASD, buscara siempre llamar la atención internacional y desconocer los intentos de desarrollo de Marruecos, pues la decisión de utilizar el incidente de Guerguerat como foco de atención es parte de una concertada estrategia política cuyo relato se redactó en las oficinas de la RASD en Argel, es claro que el Polisario quiere forzar un cambio de statu quo y sacar réditos políticos y victimización, como acostumbra hacerlo frente a los organismos internacionales, particularmente en la Cuarta Comisión de Descolonización y el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra Suiza.

Para diversos observadores internacionales es un hecho cierto que la situación de la población, mucha de ella, en calidad de secuestrada en los campamentos argelinos es hoy muy desesperada; hay hambre, falta de atención médica y falta de condiciones de salubridad, para diversos observadores de derechos humanos es preocupante hoy la atención de los casos de Covid y otras manifestaciones sanitarias que requieren de atención internacional y sentido de urgencia.  La RASD teme un levantamiento, por ello aprieta a su población y utiliza la propaganda como sostén de sus circunstancias.

En un hecho notable y muy simbólico que, en los últimos meses, Marruecos haya conseguido que un número creciente de países del África negra reconozcan su soberanía sobre el antiguo territorio que administró España en un contexto de colonización, y se abran consulados en la ciudad El Aaiún, en tanto, algunas democracias latinoamericanas y europeas también han apoyado la propuesta de autonomía y estatuto de desarrollo para la región presentada por Marruecos, naturalmente ello es una evidente y rotunda manifestación de apoyo a una “salida razonable y lógica” acorde a los tiempos y los intereses de integralidad territorial de un estado moderno.

Es un hecho cierto que la autoproclamada RASD solo cuenta con el

reconocimiento de países africanos y latinoamericanos, y que algunos incluso últimamente han dado la espalda y apostado por consolidar las relaciones con Marruecos, dejando de lado las dinámicas propias de los años 70; en este cuadro, Argelia le cede parte de su desierto en Tinduf al Polisario y le da apoyo logístico, militar y financiero, porque para Argel

 el Polisario es solo un “peón utilitario” en sus abiertas aspiraciones y pretensiones geopolíticas de tener una salida al Océano Atlántico.

En esta óptica es por tanto muy simbólico el contenido del decreto de declaración de guerra firmado por el presidente de la RASD y líder del Polisario, Brahim Gali; documento donde este trasnochado líder pide a las Fuerzas Armadas saharauis que “pongan en marcha todas las medidas relacionadas con la implementación de los requisitos de este decreto dentro de sus competencias y autoridad”.  Objetivamente una rimbombante declaración carente de lógica y real politik, pero claramente redactada bajo el lenguaje abierto y descascarado de Argelia, parte interesada en el

asunto, y sumada a los siempre vivaces vendedores de armamento provenientes de Oriente Medio y norte de África.  Es un hecho cierto por tanto que la situación impulsada por la RASD puede traducirse en un peligro para la seguridad del Sahara, y la oportunidad para la emergencia de radicalismos islámicos interesados en sumarse a desestatizar la región.

   Más allá de la guerra de propaganda impuesta por la RASD, lo único claro es que las reales víctimas de todo este asunto son las 90.000 personas que se estima están refugiadas contra su voluntad en el país vecino. Por su parte, es importante destacar un asunto evidente, que Marruecos ha sido toreado por el Polisario desde hace décadas y que la RASD es una república de fantasía cuya existencia solo se sustenta por Argelia y algunos otros intereses que le financian y reconocen.

Por último, es consabido que el monarca Mohamed VI quiere dar un nuevo impulso a la cooperación en el continente, reforzando el carácter de la cooperación sur-sur de las relaciones exteriores de Marruecos con sus pares africanos, donde la apuesta política del monarca camina en pos de impulsar el papel de su país como un actor internacional …

*ANTONIO YELPI AGUILAR, Miembro de la Cámara Internacional de Conferencistas

Director de la Fundación Global África Latina, Y director de Relaciones Internacionales de UPC

JUAN CARLOS M. CHUECAS

Represente de la Cámara de Empresarios Latinos de Houston, en México – Hombre de negocios y Experto Internacional.

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