Said Jedidi es periodista y escritor. Director de ingfomarruecos.ma y de conacebntomarroqui.blogspot y embajador de la Paz por el Circulo Universal de Embajadores de la Paz (Suecia/Francia)
Contrariamente a la junta militar argelina, Marruecos nunca exige, ni pregunta ni evoca en sus relaciones internacionales a Argelia ni sus vínculos con sus socios.
Lógicamente cuando no existe lo que pueda es inherente de atentar contra su soberanía, su integridad territorial o sus valores símbolos nacionales.
Francia de Macron que es sin precedentes, ha creído que podía hacer una salud a expensas de Marruecos. Como si aquí no íbamos a reaccionar o aun estamos en los anos 40 o 50 bajo su protectorado.
Peor aún: ha creído que esta salud pasaba por hacer una guerra sucia por procuración, en el Parlamento europeo, en una hostil e infructuosa campana de prensa y, cuando todo se le fracasa recurre ahora a una nueva arma de destrucción masiva: acusaciones (mediatizadas) a algunos símbolos marroquíes del arte y el deporte de acoso sexual.
¿Qué podía hacer (responder) Marruecos ante tan gratuita y trasnochada hostilidad?
Una de cal y cien de arena. En una palabra, como en mil, los marroquíes ni somos menores ni no estamos vacunados.
Si a Francia no le ha bastado quitar, cuando era potencia colonizadora, territorios a Marruecos para incorporarlos a lo que creía Argelia francesa, debe saber que este expediente no esta ni zanjado ni cerrado.
En síntesis, el presidente Macron debe sacar las debidas y atinadas conclusiones de su antinatural alianza con Argelia contra Marruecos.