Ninguna acción diplomática ni ayuda humanitaria argelinas a las poblaciones de Gaza
(L'Opinion)
Mi identidad no importa, solo mi mensaje. Mi hermana ha vuelto a Marruecos tras meses de hospitalización en Nuakchot, pero el resto de mi familia sigue en los campamentos del Polisario en Tinduf, olvidados por la “solidaridad” internacional y los “derechos humanos”.
Entre el hecho y el dicho hay mucho trecho.
Quien tenga el valor de leer, escuchar o ver la prensa una informada argelina y las apoteósicas declaraciones de los responsables de la junta militar argelina, creería que, en efecto, el régimen argelino se está sacrificando por Gaza
Hasta una simple manifestación de apoyo a los justos e inalienables derechos del pueblo palestino y contra los crímenes de Israel, como ha ocurrido en toda la libertad en Marruecos, ha sido prohibida.
¿La razón?
Se teme que la manifestación se convierta en reivindicaciones de los derechos de los argelinos confiscados por la junta militar.
Astucias autoritarias: El régimen argelino sustituyó (disfrazó), como siempre, la espontaneidad popular con acción de gremios como el colegio de abogados que este no protesta por sus derechos o los del pueblo argelino.
En efecto, la espontaneidad o la democracia son mortales para un régimen militar. Hay precedentes: cada vez que se autoriza en Argelia la libre expresión sobre alguna causa, bien etiquetada por el régimen militar, acaba en reivindicaciones de libertad, de derechos y de liberación de los presos políticos, escandalosamente juzgados y condenados e injustamente encarcelado.
Allí está la diferencia entre países democráticos y los autoritarios.