Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 meses en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… preferente y casi exclusivamente con una ínfima parte de los saharauis.
En una manifestación argelina en Paris, por juna conmemoración nacional, se han es cuchado insultos contra Marruecos.
Eran insultos como una mosca en un, vaso de leche. Sin motivo y sin motivación. Algunos participantes no ocultaban su asombro… hasta descubrir que era obra siniestra de los servicios secretos argelinos, grandes profesionales de la división, del separatismo, de la desunión, del odio y del rencor.
“Eran instrucciones” comentaba uno de los manifestantes ¿De quién, de dónde? No hace falta responder. Los que conocen la naturaleza delincuente del régimen militar argelino conocen la respuesta.
O importa si confundir la velocidad y el tocino, pero los que pasaban por allí no salían de su perplejidad. No lograban determinar con exactitud la ocasión de aquella extraña manifestación y como se ha mezclado la Gestapo argelina para confiscar los slogans e imponer los del odio y de la división.
Lo curioso servicio secreto como pretende no logra descubrir que con estos viles métodos hace el destape y convierte al país (Argelia ) y sus dirigentes en el hazmerreír de la gente seria y no corrompida.
