Tebboune vuelve a Argel sin su sueño de “segundos con Biden”
En medio del escenario diplomático, los vientos no parecen ser favorables para Argelia. En su segundo intento por adherirse al exclusivo grupo de los BRICS, esta vez como « miembro observador », el país se ha topado nuevamente con una puerta cerrada. La negativa, que llega tras su infructuoso intento de obtener la membresía completa, seguramente ha dejado a más de un observador político argelino preguntándose, con las manos en la cabeza, si los astros están alineados en su contra.
El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, indudablemente tenía grandes expectativas respecto a unirse como « miembro observador » de los BRICS. Esta oportunidad, respaldada por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, parecía ser el paso previo para que Argelia finalmente ingresara al grupo como « socio privilegiado » y « miembro observador ». No obstante, este estatus estaría limitado, sin poder de decisión en las cumbres dirigentes. A primera vista, este plan lucía tan brillante como las promesas económicas efusivas de un político en campaña.
Sin embargo, la realidad tenía otros planes. Durante la reciente cumbre de los BRICS en Sudáfrica, las esperanzas de Argelia se evaporaron al chocar con un muro de oposición infranqueable por parte de India y Brasil. Estos países, con un ojo crítico hacia la incorporación de « miembros observadores », se negaron a abrir la puerta a naciones que arrastraran consigo deficiencias económicas o sembraran dudas sobre su influencia regional y política. Y siendo sinceros, Argelia no ostenta precisamente una posición financiera envidiable ni un nivel sobresaliente de reconocimiento internacional.
Para entender mejor este escenario, no hace falta más que sintonizar las entrevistas televisivas que Tebboune tiende a realizar en el Palacio El Mouradía. En estos encuentros, el mandatario argelino parece tener una tendencia innata a exaltar a su país como una « potencia impactante ». Sin embargo, este afán de proyectar seguridad sin límites se ha revelado un arma de doble filo, especialmente en momentos clave de la diplomacia. Hubiera sido prudente que Tebboune tomara algunas lecciones en humildad antes de aventurarse en este intento diplomático. Pero, ¿quién necesita realismo cuando la autoestima inflada parece más seductora?
Mientras Argelia busca recuperarse de este nuevo golpe a sus aspiraciones globales, Marruecos, su “vecino al otro lado”, como le gusta llamarnos Tebboune, observa con atención este “culebrón” diplomático. Quizás en Rabat estén sopesando si es el momento adecuado para enviarle a Argelia un manual de buenas prácticas diplomáticas, o incluso una Mano de Fátima (jamsa) como amuleto de buena suerte para sus futuros intentos. Considerando los reveses diplomáticos acumulados hasta el momento, el panorama para Tebboune se perfila como un « annus horribilis ».