Argelia vigila celosamente todo lo que ocurre en la zona sahelo-sahariana porque, para ella, las lógicas de caos que generan focos de inestabilidad amenazan directamente su propia estabilidad y seguridad.
Un simple vistazo a un mapa es suficiente para comprender que la cuestión sahelo-sahariana concierne directamente a Argelia. Francia le ha ofrecido una profundidad desértica que nunca había poseído, dado que el Estado argelino no existía y estas regiones nunca estuvieron bajo el control de la Regencia turca.
En estas vastas extensiones saharianas viven los tuaregs, nómadas bereberes que, en el pasado, nunca dependieron de estados regionales.
Los tuaregs argelinos pertenecen a tres confederaciones, de las cuales solo una, la del Ahaggar, tiene su territorio, es decir, sus antiguas zonas de nómadas, completamente en Argelia. No es el caso de los Kel Adrar (los Iforas), que se extienden más allá de la actual Argelia abarcando todo el norte del actual Malí, y los Kel Ajjer, cuya parte del territorio está en Libia. Separados de sus hermanos argelinos, los tuaregs libios se han dividido en tres grupos (Ubari, Ghat y Targa).
Argelia vigila celosamente todo lo que ocurre en la zona sahelo-sahariana, ya que, para ella, las lógicas de caos que generan focos de inestabilidad amenazan directamente su propia estabilidad y seguridad. Además, en 2003, algunos grupos islamistas, perseguidos por las fuerzas de seguridad argelinas, encontraron refugio en el Sؘáhara, específicamente en la zona tuareg. En 2007, se afiliaron a Al-Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), un movimiento que se originó del GSPC (Grupo Salafista para la Predicación y el Combate) fundado en Argelia en 1998.
Anteriormente, desde los primeros días de la independencia, Argelia se implicó en la región. En 1963-1964, durante la primera guerra tuareg en Malí, el presidente Ben Bella autorizó al ejército maliense perseguir a los rebeldes tuareg de Malí hasta 200 km dentro del territorio argelino, es decir, hasta los límites septentrionales del espacio Kel Adrar.
En enero de 1991, durante la segunda guerra tuareg en Malí, Argelia organizó negociaciones entre el general Moussa Traoré y el MPA (Movimiento Popular del Azawad) de Iyad ag Ghali, lo que permitió la firma del Acuerdo de Tamanrasset el 5 y 6 de enero de 1991. Una mediación que luego facilitó la firma del Pacto Nacional el 11 de abril de 1992.
El 23 de mayo de 2006 estalló la tercera guerra tuareg en Malí, y nuevamente fue Argelia la que permitió la firma del Acuerdo de Argel en julio de 2006 entre la Alianza Democrática del 23 de mayo por el Cambio (ADC) y el Estado maliense.
El 4 de julio de 2006, en Argel, el Estado maliense y los representantes de la ADC firmaron los Acuerdos de Argel para la restauración de la paz y el desarrollo en la región de Kidal.
Hoy, con la desintegración de Malí y Níger, y ante la preocupación de que el Estado Islámico se expanda hacia el norte, Argelia vigila atentamente lo que sucede en su frontera meridional, es decir, en el espacio tuareg.