Permítaseme aclarar desde un principio que mi identidad carece de relevancia en el contexto actual. Quién soy, de dónde vengo o cuál es mi trayectoria son aspectos menores en comparación con la revelación que está por venir. A excepción de una única hermana, quien ha estado hospitalizada durante los últimos 11 meses en Nuakchot antes de decidir regresar a nuestra nación, Marruecos, el resto de mi amplia familia (compuesta por 15 miembros, entre parientes cercanos y aquellos más distantes) sigue cautiva del Polisario en los campamentos de Tinduf. Sin embargo, esta triste realidad permanece en la sombra para aquellos que confían en los intrincados senderos de los « derechos humanos » que se proclaman en España y en la constantemente invocada « solidaridad » internacional, una solidaridad que parece dirigirse de manera exclusiva y preferente hacia una ínfima fracción de los saharauis.
Y siguen insistiendo. Siguen mintiendo a pesar de que las autoridades oficiales de Níger lo han desmentido categórica y escandalosamente. ¿De qué Níger hablan?
¡Qué caraduras? Sabíamos que una junta militar nunca tiene una molécula de vergüenza o de escrúpulos ¡pero como la argelina…!
Se vanaglorian de un éxito diplomático inexistente y lo raro es que persisten en su estafa y su mentira.
Níger es un ejemplo de como se comporta el régimen militar argelino. Todo lo tiene mentiras. Un Estado montado sobre imposturas, la corrupción política y moral y las estafas.
¿Mediación de qué? ¿Quién la ha aceptado? ¿Argelia media por la paz? Es el fin del mundo.
Que sierva el desmentido de Níger de ejemplo a los que aun dudaban de la naturaleza delictiva de la junta militar argelina y del carácter pol potiano y uniformado de su prensa.
El régimen militar argelino actúa así. Siempre actuó así y no sabría actuar de otra forma.