Cronica desde TindufCrónicasFeatured

Argelia y su Polisario Las buenas cuentas hacen malos amigos

El momento de la verdad

Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de argelinos de Tinduf y víctima de laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna pueda llegar.

 

Con un colosal esfuerzo el Polisario trata de ocultar o, por lo menos, de tergiversar el cambio en la actitud del mentor argelino, cada vez menos satisfecho de su inutilidad y de su elevadísimo e infructuoso coste.

Por su parte, el mentor argelino no quiere que se sepa que se ha equivocado y que sigue equivocándose con la adopción de la milicia del Polisario lo que le cuesta y lo que priva a sus propios ciudadanos.

Los tiempos de las fanfarronadas se han quedado atrás. Argel parece haber llegado a la irreversible certeza de que, en España, a título de ejemplo, supercherías y chanchullos aparte, nadie cree en el futuro de la empresa separatista en el Sahara. Siguen los negocios, las ganancias y los dividendos, pero poca… muy poca convicción.

¿Qué le queda al régimen argelino y a su milicia del Polisario hacer que no lo haya intentado durante los casi 50 años pasados en maniobras dilatorias e intentonas de desestabilización de su vecino marroquí?

Uno crece, otro decrece. Una ecuación que determina las pautas del presente y del futuro del Sahara marroquí. Los países del mundo, uno tras otro se adhieren a la integridad territorial de Marruecos, quedándose corruptos y violadores como el nieto de Mandela, que usurpa el apellido para seguir ganando en aguas turbias.

Lo que fue creado ilícitamente acabara desmoronando… es la regla de la existencia.

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