Campamentos argelinos de TInduf: Pero... Donde estàn los rehenes?
Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de argelinos de Tinduf y víctima de laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a llegar.
Se esfuerzan en mostrar que la chabola sigue en pie. Sin embargo, nada lo indica. El refugiado Gali Al Mostafa Assayid representa a menos del 20% de la población secuestrada en este Guantánamo argelino de Tinduf.
Había creído haber depurado étnica y políticamente a lo que cree sus enemigos. Fue un aceite sobre el fuego existente desde hace tiempo.
A esta complicada situación se añade el agotamiento de la ayuda humana internacional debido a su malversación y venta en los países como Mauritania, Argelia o Mali y Níger. Lo que sumado una al otro se tuvo que prescindir de algunos voceros mercenarios polisaristas y españoles, que, como se sabe, creen firmemente en aquello de que hay muchos violines hay buena música, pocos violines mala música, sin violines no hay música. Al mejor impostor. Ahora esperan la ayuda humanitaria para reanudar su “mision”.
En espera las redes sociales están contaminadas con chorradas y tonterías que hacen reír más que interesar.
El refugiado Gali Al Mostada Assayid está en la cuerda floja. A los mentores que contacta no contestan.
La paciencia ¿Tiene límites?
Peor que ayer, mejor que mañana… El Polisario agoniza.