Ante una gravísima crisis interna, sobre el plano, tanto financiero, económico como público y social, la ofensiva anti-marroquí del régimen argelino toma dimensiones, para muchos observadores internacionales, absolutamente surrealistas.

Desde hace semanas, Argel ha colocado todo su potencial, político, diplomático, económico y propagandístico (humano) en el prefabricado conflicto del Sahara.

¿Por qué ahora y con tanta rabia?

Algunas razones: Hemorragia en el llamado Fondo de regulación de los ingresos (FRR), vacio institucional (el país está gobernado por un presidente fantasma), encarnizada guerra de sucesión sin cuartel entre el clan del ex patrón del DRS (Tawfiq) y el de Said Bouteflika (el Sr. Hermano… del presidente) al que se había diagnosticado  un grave accidente vascular cerebral en el 2013, creciente descontento popular a causa de mil defectos…

El pronóstico vital del régimen argelino está hecho y su quiebra, hoy más que nunca, está a la vuelta de la esquina.

Un caso patológico crónico que obliga a los dirigentes argelinos o lo que quedan aun de ellos a no apostar más que por espejismos como la fantasmagórica RASD.

No pocos argelinos  piensan ahora que a lo mejor no se debía entrar en tan paradójica guerra contra el vecino marroquí.

Y aquí en Marruecos no somos pocos los que no nos cansamos en repetir Lah yehdihum… Que Dios les Reoriente.