“No son iguales los que saben y los que no saben”. Lo dice el Corán. Y cuando leemos lo que dicen los que conocen, nos damos la perfecta cuenta de que algu se mueve en la metodología de la comunicación sobre el Sahara.
Abderrahim Berdiji y Abderramán Ben Yahya nos han dado un buena lección de profundo conocimiento, de dominio del tema esbozado y de un referencial histórico-político-geopolítico que, hasta ahora, lo debemos reconocer, brillaba por su ausencia.
En síntesis: Clemenceau dijo en 1887 que “la guerra es una cosa muy grave como para confiarla a los militares”. y la diplomacia y la comunicación, eso lo decimos nosotros, son muy importantes como para dejarlas exclusivamente en las manos de los ministerios tutores.
Me explico: de los artículos y los consiguientes comentarios-polémica entre Berdiji y Ben Yahya brotan realidades históricas y detalles en torno a los cuales se puede discrepar. No obstante, en lo que nadie puede discrepar es que en todos los episodios históricos de la historia del Sahara evocados y por evocar no aparece ni rastro de un “Estado saharaui” y todo gira en torno a Marruecos, autoridades nombradas por el sultán de Marruecos y los intentos de diferentes ocupantes de este territorio y la consiguiente lucha de Marruecos y sus soberanos para contrarrestarlo.
Ben Yahya lo resume así:
“Casi todos los relatos de los nacionalismos cuentan con, al menos, alguna leyenda, ¿cuál es la leyenda sobre la que se basa la legitimidad histórica del Polisario? ¿a qué derecho histórico apelan?, ¿quién sabe de la opinión de las tribus silenciadas o consideradas contestarías por Argelia?, ¿Cuándo el Sahara ha sido una entidad política desligada de lo que hoy es Marruecos?”.
Creo que es y puede ser el embrión de una nueva estrategia de comunicación.