Said Jedidi es embajador de la paz por el Circulo Universal de Embajadores de la paz (Suiza-Francia) periodista y escritor
Hace tiempo que nuestro país no conoce tan inesperada calma. El relevo en la designación del encargado de formar gobierno parece haber contribuido a apaciguar los ánimos y a enterrar (quizás aunque no lo deseamos, coyunturalmente) el hacha de la guerra entre el PJD y algunos partidos políticos del país.
O sea: que ni se trata de ideologías ni de opciones o conceptos políticos, sino de personas… exclusivamente de personas. Han desaparecido de las bocas de algunos líderes” y de cierta prensa términos como obscurantismo o fundamentalismo para dar lugar a deseos de “contribuir” a la formación del futuro gobierno.
Muy buena cosa, entre otras porque hemos descuidado peligrosamente importantes expedientes que sin unanimidad y consenso no se pueden defender. Es decir: que por razones puramente partidista se ha incurrido en una negligencia mortal de los deberes nacionales.
Ahora, a partir de mañana, los marroquíes tendremos la oportunidad de conocer la sinceridad y la voluntad de optar por el interés general del país, trascendiendo las discrepancias de orden partidista
No es derecho ni puede ser el que se dicte a los protagonistas del panorama político nacional lo que deben hacer o dejar de hacer. Son todos, adultos y vacunados y saben lo que van a hacer y, me imagino, lo que no deben hacer.
No obstante, los marroquíes esperamos un mayor sentido común, de responsabilidad y de nacionalismo sincero y desinteresado.
El rey del país ha trazado la vía, incumbe a las fuerzas políticas saber atravesarla porque, como dice Antonio Machado, caminante no hay camino, que se hace el camino al andar.