Poco a poco, pero casi me atrevería a decir ineludiblemente se impone la “normalidad” pos-electoral en Marruecos: menos agresividad verbal… o casi, más discursos inherentes de apaciguar los ánimos y, por consiguiente menos extravagancia dialéctica.
Las cosas lo que son, las cartas están echadas. ¿Quién quiere gobierno y quién quiere oposición? Difícil de saberlo. Lo dijo el más que controvertido Donald Trump: “En la vida no obtienes lo que quieres, sino lo que negocias”. Correcto. Es lo muy poco, casi inédito, correcto que dijo el candidato republicano.
Pues aquí en marruecos están negociando, carteras y otras cosas.
A muchos nos hubiera gustado que esto se hiciera sin líneas rojas ni amarillas. Marruecos y el interés general y punto. Quien puede servir y quien no lo pueda. La política es el arte de lo posible y lo posible exige que, en materia de cuestiones prioridades nacionales, se deje de ver el pasado y se concentre en el presente y el futuro.
La victoria electoral del PJD, nadie lo ignora, unos más que otros, no ha sido fácil, ni mucho menos. Pero más difícil puede resultar opciones partidistas basadas en criterios “históricos” o de apreciación política u otra.
El país necesita clarividencia en el momento de decidir, the right men in the right side y aquel dicho popular que dice “somos hijos de hoy”.