Durante los últimos meses, se ha registrado un recrudecimiento de los llamamientos estereotipados a una reforma del Islam, una religión de 1 400 años. Después de la masacre de enero en Paris, The Financial Times consagró un amplio tema con tribuna libre y todo al tema.
Este discurso no es nuevo. Thomas Friedman, el célebre editorialista del New York Times había instado a una reforma del Islam en el 2002. Los universitarios americanos Charles Kurzer y Michaelle Browers hicieron un tanto.
Las historias al respecto se repiten y en casi todo se parecen.
La realidad es, no obstante, que el discurso sobre una reforma del Islam como la que ha conocido el cristianismo parece más hipocresía que cualquier otra cosa: El Islam no es el cristianismo. No son análogos y seria ingenuo pretender lo contrario.
De hecho en 1517 Martin Luther no se limitaba a proponer una reforma del cristianismo, sino y sobre todo denunciaba lo que consideraba abusos de los eclesiásticos de la iglesia católica, lo que ha desembocado en la muerte de millones de personas en Europa.
¿No se puede decir que se trata de un buen ejemplo de reforma y de modernidad para los que hablan de un Luther musulmán?
No cabe duda. El mundo musulmán necesita reformas: políticas, socio económicas e incluso aquí debe basarse en sus propias especificidades sus propia experiencia.
La mejor reforma religiosa que debe hacer el mundo musulmán en profunda crisis es volver a descubrir su propia herencia de pluralismo, tolerancia y respeto mutuo, encarnado, por ejemplo, en la letra del Profeta a los curas del monasterio Santa Catarina o en la convivencia y coexistencia en el Andalus.
El Islam, por ejemplo nunca ha tenido una clase clerical y por ello lo que el mundo musulmán no necesita, de manera alguna, es justamente los impertinentes y desenvueltos llamamientos a una reforma del Islam formulada por no musulmanes y por ex musulmanes, saltados a las portadas justamente por su extrema hostilidad al Islam.
Examinemos la idea de un “Luther musulmán”. Luther no se había limitado a fijar 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo en Wittenberg en 1517, denunciando los abusos de los eclesiásticos de la iglesia católica. Exigió también que los campesinos alemanes en revuelta contra los señores feudales sean “ejecutados”, comparándolos con “perros locos” y había escrito: “Judíos y sus mentiras” en 1543 en el que hablaba de los judíos como “pueblo del diablo” e instaba a la destrucción de sus casas y de sus sinagogas. Como lo ha observado el sociólogo y especialista americano del holocausto, Ronald Berger, Luther había participado en hacer del anti-semitismo un “elemento central de la cultura y la identidad nacional alemana”.
No se puede decir que se trata de un buen ejemplo de reforma y de modernidad para los musulmanes en el 2016.
La reforma protestante había abierto también las puertas a una efusión de sangre sin precedentes a escala continental. ¿Quién ha olvidado las guerras de religión en Francia? Decenas de millones de inocentes murieron en Europa. Se cree que el 40% de la población alemana ha encontrado la muerte durante la guerra de 30 años.
¿Es esto lo que se busca hacer sufrir la parte del mundo en mayoría musulmana, ya asolada por conflictos sectarios, ocupaciones extranjeras y con legados del colonialismo; únicamente en nombre de la reforma, del progreso e incluso del liberalismo?
El Islam no es el cristianismo. No son análogos e incluso seria dar prueba de condescendencia pretender que lo es o de tratar de imponer una visión euro céntrica y perfectamente lineal de la historia a países con mayoría musulmana muy diversos en Asia o en África. Cada religión, tiene sus propias tradiciones y textos. Los adeptos de cada religión, fueron afectados por una multitud de procesos geopolíticos y socio-económicos. Las teologías del Islam y del Cristianismo, en particular, son mundos aparte. El Islam, por ejemplo nunca ha tenido una clase clerical en el estilo católico, obedeciendo a un Papa de derecho divino. Entonces ¿Contra quién se debería colgar las 95 Fatuas?
La verdad es que el Islam ha tenido ya su propia reforma en todos los aspectos, en el sentido de liberarse de pertenencias culturales y de un proceso de supuesta “purificación”. Y el resultado no ha sido una utopía pluralista y multi-confesional, una Escandinavia en el Eufrate.
Con mis excusas a Luther, si alguien desea hacer la misma cosa con el Islam hoy es el jefe del llamado “Estado islámico”, Abú Bakr Al-Bagdadi que pretende violar y pillar en nombre de una “reforma más pura” del Islam y que, dicho sea paso, tampoco es amigo de los judíos. Los que abogan de manera tan simplista y de cierta marea absurda, por una reforma del Islam deben ser un poco más prudentes en cuanto a sus anhelos.