Cronica desde TindufFeatured

Campamentos argelinos de Tinduf:   Descontento general y generalizado

“Esto es mucho”

 Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de argelinos de Tinduf y víctima de laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a llegar.

Hasta entre los miembros de la cúpula de la milicia del Polisario se protesta. “Esto es mucho”, denunciaba uno de ellos (S.AC. D) sin respetar las “consignas” del mentor de no contribuir al descontento general en los campamentos.

Dramática situación, originada por la malversación de la ayuda humanitaria internacional y por el saqueo de los militares argelinos de lo poco que llega aun a este gulag argelino de Tinduf.

Como sucede siempre en este caso de crispación, desconfianza y parquedad, los militares argelinos disfrazados de polisaristas se encargan de la custodia de los campamentos.

Fuentes concordantes hablan de una creciente desconfianza de los oficiales argelinos en sus subordinados del Polisario. De hecho, en la cúpula en la secretaria general del Polisario llueven críticas contra el refugiado Al Ghali Al Mostafa Assayid por su servidumbre ciega a sus superiores argelinos que cometen todo tipo de atrocidades contra la población rehén en estos campamentos.

“No puede hacer de otra forma”, justificaba uno de sus próximos colaboradores su humillante servidumbre a los mentores argelinos a los que permite hasta asesinar inocentes saharauis.

Los campamentos viven los peores momentos de su turbulenta existencia.

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