Campamento de "refugiados" o campo de concentracion
No importa quién soy ni cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 meses en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a poder llegar parte de ellas.
Cada día que Dios Hace, las familias de estos tristes campamentos descubren nuevos desaparecidos. Una auténtica depuración étnica y política que pocos denuncian.
Familias enteran se encuentran rehenes de un hijo, hermano, padre o simplemente un querido desaparecido y a las que se exige silencio y rescate en términos de concesiones políticas.
Todos los que observan silencio ante esta campaña de represión de lesa humanidad son cómplices. Jóvenes y menos jóvenes en prisiones polisaristas o argelinas, según el grado de su “culpabilidad”.
Decenas de madres lloran sus hijos y decenas de esposas lloran sus maridos. La inmensa mayoría de estas madres o esposas ignoran las razones por las que sus hijos o esposos pagan tan alto tributo en lo que cubanos o venezolanos presentan como revolución.
En Tindouf nadie sabe por qué es detenido, por qué es torturado y por qué es desterrado.
En Tinduf nadie sabe de qué está hecho el mañana ni a que parece.