Manifiestan en Madrid por el separatismo, el odio y la confrontación y en Layun por la unión, la fraternidad y el desarrollo
Said Jedidi es periodista y escritor, embajador de la paz por el Circulo Universal de Embajadores de la Paz y presidente nacional (Marruecos) de la Asociacipn mundial de escritores en español
Seria un secreto de Polichinela. ¿Quién no sabe por qué una manifestación en Madrid pro junta militar argelina y su milicia del Polisario?
En Marruecos, con el mil veces reconfirmado afán de no inmiscuirse en asuntos internos de otros países, tratándose de un asunto hispano-español, con inconfundible temática electoralista y habida cuenta de que, como siempre dijimos, en el país vecino cuando se trata de Marruecos y de sus imperativos geopolíticos, todo el mundo o casi se convierte en células durmientes, no damos la menor importancia a lo que se trama en España sobre el Sahara marroquí.
De Amnistía y la marimorena que se ha armado, se llega al Sahara marroquí y la postura del gobierno de España. Todos los medios sirven para la presión sobre Pedro Sánchez. Es otro aspecto de corrupción como aquél que ofrecía hace poco 600 euros a los diputados del PSOE que votaran contra Pedro Sánchez.
Dos pesos, dos medidas… geometría variable… el separatismo con mil rostros y mil usos politiqueros.
Lógicamente los manifestantes en la marcha de Madrid por el separatismo argelino, debían saber que su gesto se contradice lamentablemente con su marcha contra la amnistía a los promotores de la idea del separatismo en Cataluña.
No sería ninguna exageración afirmar que el 99% de los manifestantes que manifestaban, desde hace días, contra la amnistía y el espectro de independencia de Cataluña, no tienen zorra idea de lo que reivindican en su marcha.
Las urnas a un lado, a la Moncloa o al charco. Se está justamente en un charco y como decía ayer un observador venezolano “un golpe de Estado virtual”.
En todo caso, antes y después de la marcha mortal y exageradamente electoralizada, la ONU y el 99% del mundo ha dicho su palabra. El Sahara, con España o sin ella, es marroquí, lo fue siempre y lo será siempre.