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Chávez y Anguita: un « criptomarroquí »y un comunista con aspecto y apariencia de Califa andalusí

De: "Apuntes" de Said Jedidi

Con el ex Presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chávez no encontré ninguna dificultad tenerlo en mi “Tres preguntas a…” del telediario de la SNRT.

Andaluz de pura cepa, no desplegaba ningún esfuerzo para ocultar su origen tetuaní y su indefectible amor hacia Marruecos.
Contacto por teléfono, cita y rodaje en uno de los patios del entonces Hilton –Rabat. Hombre de palabra fácil y de verbo adecuado, me dio la impresión de que su atavismo le conducía a “favorecer” a sus paisanos, como yo. Ambos somos de Tetuán.
Así fue. El hombre se puso a nuestra disposición tanto en el rodaje como en las, siempre pesadas y anacrónicas, tomas de imágenes para el montaje.
La amabilidad del hombre y el rigor del dirigente me sedujeron tanto que cuando hablaba me entraban ganas de tomar nota. Parecía impartir una conferencia o una ponencia sobre lo que deben ser las relaciones de cooperación entre España y Marruecos con especial énfasis con la vecina Andalucía, cuyos destinos dirigía entonces.
Luego “off the record” los inevitables recuerdos de “Nuestra Señora del Pilar” su colegio en Tetuán, el Atlético de Tetuán que no debió conocer pero que admiraba y, en general, una Tetuán actual que conocía porque, probablemente, seguía visitando, de vez en cuando.
Con Julio Anguita González, en su calidad de secretario general du Partido comunista de España y alcalde de Córdoba antes de ser coordinador general de Izquierda Unida, era distinto por ser extra oficial.
En efecto, siendo director del Suplemento en español del diario istiklali L’Opinion, Opinión Semanal, fue contactado por el difunto Mohamed Larbi Messari, Presidente de la Asociación marroquí de periodista de expresión española (APMEE) y director del diario Al Alam, quien me pidió hacer una entrevista para el suplemento “al Sr. Anguita, alcalde Córdoba” que ellos traducirían después al árabe para El Alam.
De una puntualidad clínica, Anguita, con su apariencia de Califa andalusi, me esperaba en el enorme umbral del hotel Hassan de Rabat.
Constatando su “exagerada amabilidad y para disipar todo eventual mal entendimiento amistoso me vi obligado a puntualizar de antemano que “servidor no era más que un simple periodista”.
– Lo sé, me corte antes de enlazar, que no es poco.
– Gracias Sr. Alcalde.
Desde el primer instante mi interlocutor me pareció de una excepcional sutileza dialéctica y de una dilatada experiencia política (de izquierda) que le permitía una acrobacia comunicativa casi perfecta: En tres días que estuvo en Marruecos y en el curso de sus múltiples encuentros y entrevistas con los responsables marroquíes, a pesar de saber de antemano que saldría a relucir, una y otra vez el tema de la integridad territorial de Marruecos, el hombre esquivó respuestas concretas a preguntas “inapropiadas” o indiscretas.
Al final sin pronunciarse explícitamente sobre los problemas bilaterales, de una inmejorable impresión ante sus múltiples interlocutores en Rabat, entre ellos, servidor.

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