Puede que la anécdota que vamos a narrar ahora no sea cierta, pero tiene gracia. A punto de divorciarse de una de sus hijas, un tal Olivier, yerno de Churchill, cenó con él en un esfuerzo para poder solucionar los problemas conyugales.
Durante la cena se habló de la guerra, que estaba por entonces en sus más álgidos momentos y el yerno preguntó a Churchill -imaginando la respuesta- quién creía que pasaría a la historia como el hombre más extraordinario de la contienda. “Mussolini”, fue la inmediata y sorprendente respuesta del gran político. “¿Por qué?, quiso saber Olivier. “Porque tuvo la excelente idea de hacer fusilar a su yerno”.