Cronica desde TindufCrónicasFeatured

Con una junta militar argelina sin aliento: El Polisario a dos dedos de la puerta de la UA

Una nueva historia

Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de argelinos de Tinduf y víctima de laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a llegar.

Con amenazas y la corrupción los cabos argelinos tratan de evitar lo inevitable: la vuelta de la legalidad a la organización panafricana.

Por un lado “promete” Mil millones de dólares de cooperación en África. Por otro, amenaza con salir de la UA si le echan a su milicia del Polisario. Es lo que algunos llaman el agua hasta el cuello.

¡Panico en Argel y suspense en Tinduf!

Pocos aun creen al régimen mafioso argelino. En la UA y fuera de ella se sabe pertinentemente que la junta militar argelina busca conseguir una salida a un puerto atlántico a su gas y petróleo, indispensable para su supervivencia y que su Polisario no es más que un vulgar instrumento de ejecución de este proyecto desestabilizador de Marruecos y de toda la región.

Por diferentes pretextos, prohíben el viaje al refugiado Al Ghali Al Mostafa Assayid demasiado mancillado como genocida y como violador psicópata y quien, dicho sea de paso, acepta que los cabos y sargentos argelinos conduzcan los asuntos del campamento, nombran a los que quieren y expulsan a los que no les gusta.

El Polisario de la vergüenza, aunque algunos en su cúpula comienzan a tomar conciencia del carácter delincuente del mentor argelino.

En Tinduf comienza una nueva historia.

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