Ayer AAEE/Cooperación anunciaba que el Rey Mohamed VI decidió asignar una subvención financiera como contribución del Reino de Marruecos a la restauración y el acondicionamiento de algunos espacios en el interior de la mezquita santa de Al Aqsa y sus alrededores.
Este gesto real es importante por múltiples razones y más de un nivel, quizás el más pertinente es, como dirían los ingleses el Timing (la coyuntura).
En efecto, en un momento extremadamente sensible para la cuestión palestina y lo que debería ser su capital en una solución justa y equitativa de dos Estados y en un momento en que algunos dan la espalda a la cuestión palestina y a sus lugares santos, felicitando al primer ministro vitalicio de Israel, Mohamed VI anuncia su noble y generosa iniciativa en un alarde de fidelidad a los principios y lealtad a la legalidad internacional.
En otro orden de ideas, la asignación real ilustra la realidad que algunos quieren tergiversar de que un estado palestino es, quiera quien quiera y que no quiera quien no quiera, irreversible e inalienable y por último que los palestinos y Al Aqsa no están ni estarán nunca solos.
En este borde del mundo árabe está el Rey de Marruecos y que estamos todos los marroquíes con Palestina en el corazón.