El refrán árabe dice que la lluvia comienza con gotas. La gota de la, esperamos esperanzadora lluvia”, ha caído hoy en, Constantina, en Argelia, donde, contrariamente a lo que sucedía hasta hoy, los Leones del Atlas Sub-17 fueron gratamente sorprendidos por un cordial recibimiento de las autoridades organizadoras argelinas del CAN-2023 Sub-17.
Los marroquíes somos así. Pacíficos y pacifistas, nos agarramos al más mínimo indicio de distensión, creyendo firmemente que así debida ser y no como lo ha hecho perder la autosugestión hegemonista.
Sin ilusiones, sin exageración, sin daltonismo político y sin confundir entre la velocidad y el tocino, los marroquíes creemos que en política, como decía el llorado, SM Hassan II, es legítimo soñar, o… por lo menos, no está, prohibido, esperar y desear.
Y es que las buenas noticias nos alegran como nos entristecen las malas que, lamentablemente eclipsan toda sonrisa entre los dos países vecinos.
Tan escasos entre los dos vecinos (Argelia y Marruecos) que los buenos (nobles) gestos no solo se deben aplaudir, sino poner de realce.
Así debía ser y no de otra forma recíprocamente contra productiva, antinatural y perjudicial.
Tanto es así que no seria prematuro afirmar que el gesto de las autoridades de Constantina no debe ser concebido como aislado en una disciplina (fútbol) o región (Constantina,) sino como el reflejo y la ilustración inconfesables e inconfesados de una voluntad a la que “estamos condenados a adoptar y aceptar”.