Atados a la vida, mientras que otros viven. Rehenes en tierra de los demàs cuando ellos tienen tierra, familia, pais y amor de su pueblo en Marruecos
Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 mese en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… preferente y casi exclusivamente con una ínfima parte de los saharauis.
En España el Polisario vehicula la estafa de que la lengua española es, en los campamentos de Tinduf una lengua oficial. Nada es más falso. Casi todos los hispanistas e hispanófonos saharauis deTinduf regresaron a Marruecos. Los que quedan, como el propio “presidente” Ibrahim el Ghali, chapurrean y muy mal el español a pesar de haber sido funcionario en la administración colonial en Layun. Inútil recordar que el ex “presidente” vitalicio, el difunto Mohamed Abdelaziz, con su padre aun en Marruecos cobrando su pensión de ex miembro de sus Fuerzas Auxiliares ni hablaba español ni le interesaba Espana.
Por otra parte la inmensa mayoría de la población de los campamentos saben que las asociaciones y ONGs de apoyo al “pueblo saharaui” no son más que un negocio entre unos mercaderes de conciencia en España y la cúpula del frente Polisario bajo los auspicios directos de la inteligencia militar argelina.
De manera que hablar del español en los campamentos seria insultar cuando no escupir sobre la inteligencia de la gante.
No me gustaría citar nombres marroquíes célebres en España y en América Latina por sus escritos y sus ideas. Son, en Marruecos casi 3 millones y medio de los que hablan el español. Imposible proceder a comparaciones con la proporción del porcentaje de los 74 000 (censo español de 1974) sin malíes ni nigerianos ni mauritanos ni argelinos que viven o, mejor dicho, como dijo el otro, atados a la vida en los campamentos argelinos de Tinduf.
Es más y peor: los sentimientos de odio y de rencor hacia estas asociaciones españolas que se enriquecen a expensas del dolor y el sufrimiento de la población de los campamentos va creciendo con el paso de los anos, cuando no de los meses o de las semanas.