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Crónica desde Tinduf Khalil R’Guibi Campamentos de Tinduf: las tres misiones que le quedan al Polisario

Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 meses en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… preferente y casi exclusivamente con una ínfima parte de los saharauis.
A la luz de los sucesivos éxitos diplomáticos de S.M. El rey Mohamed VI, Argelia parece haber optado por limitar el campo de acción del Polisario, incluso en los campamentos, después de que algunos caciques de la banda se hayan atrevido a reprochar al mentor argelino los fracasos de Adis Abeba, de la ONU y en todo el mundo.
La administración militar argelina tutora de todo lo que tiene relación directa o indirecta con su “pueblo saharaui” ha decidido pues arrebatar a la cúpula polisarista todas las misiones, asignándole (dejándole) tres:
El contrabando en Guerguerat y la venta de la ayuda humanitaria internacional robada en países vecinos
Mendicidad como es el caso del envío de M’hamed Khadad a Estocolmo después de que Suecia descubriera la impostura argelino-polisarista y decidir reducir su ayuda
Y la represión en los campamentos después de que se ”dilataran las lenguas y se “calentasen los espíritus”. Es decir, después de que la gente haya comenzado a elevar la voz y a reclamar su vuelta a su país: Marruecos