¿A quién debemos creer, a los sirios y rusos o a los americanos, saudíes, israelíes, turcos y qataríes? Probablemente a ninguno aunque para los primeros se trata de su país, para el resto de intereses de todo tipo, todo viles.
No obstante, un reportaje en el canal Al Mayadeen (en directo en estos instantes: 14H40 minutos de este jueves 1 de diciembre del 2016) con los civiles que abandonan la parte este de la ciudad mártir, controlada por bandas terroristas de toda procedencia esclarece hasta cierto punto la situación, sobre todo los espontáneos testimonios de los niños.
En efecto, grandes y pequeños, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos cuentan lo que han sufrido y su extremo regocijo de haberse escapado a la empresa terrorista.
No. No es lo que da a conocer los sirios y los rusos ni tampoco lo que nos dicen los americanos, británicos, franceses, saudíes o turcos.
La verdad está en otro lugar, especialmente cuando se trata de las fuentes occidentales para las que los miles de civiles sirios atrapados en aquella infernal zona, según los testigos oculares, no son màs que cebos para atraer más la falsa y engañada atención de la comunidad internacional.
Hecho emocionante y emocional: los testimonios expresan su màs ferviente deseo de que todo el mundo, sirios y enemigos tomen conciencia del crimen que cometen con sus tergiversaciones y su deformación de la realidad. “Todos mienten, mientras tanto miles de inocentes desarmados mueren diariamente sin que ello pudiera mover un ápice la conciencia ni oriental ni occidental”, decía lacónico un anciano con lagrimas secas pero horriblemente brillantes en sus pequeños ojos de sobreviviente.
Él lo dijo todo… ¿Qué se puede añadir si no, No hay fuerza ni poder más que los de Dios?