Estados Unidos estaba al corriente de quién financia Daesh. De hecho eran/son dos de sus principales aliados-satélites de la región del Golfo. Pero no ha dicho esta boca es mía, sencillamente porque a ellos se sumaba ella y ganaba/gana millones de dólares diariamente en venta y transporte de armas financiadas por sus aliados-satélites.
Así ha sido creado, existió y sigue existiendo Daesh y demás bandas terroristas concebidas en los laboratorios de la CIA americana y por la que “trabajan”. Por ello la administración americana ha desplegado un gigantesco esfuerzo para impedir la recuperación de Mosul y para descartar al llamado “Hachd Achaabi” (movilización popular) que desde el principio denunciaba la complicidad americana en las acciones terroristas en Irak y en Siria.
Washington ha intentado y logrado, tanto en Irak (acuerdos con el gobierno local) como en Siria (acuerdos con Rusia) no divulgar las informaciones sobre su papel en la elaboración de la estrategia terrorista en la zona ni divulgar públicamente las confesiones de los jefes terroristas en el momento de su captura.
Pero, entre acuerdos y lo que tiene que suceder hay un abismo. El pos-Daesh va a ser sísmico. Demasiados muertos, demasiada destrucción y demasiada tragedia ha causado Estados Unidos, sus aliados, sus agentes y sus satélites en los dos países y en otros de la región.
A estas alturas ningún musulmán, ningún árabe ignora el móvil y las razones de tantas lagrimas… otra cosa seria la impotencia.