Cronica desde TindufFeatured

Cuarta Comisión de la ONU: ¿La transición?

Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 meses en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a poder llegar parte de ellas.

La cúpula del Polisario tiene loca a su homóloga argelina, que, ¡momentáneamente, se ha olvidado de su propio caos para ocuparse del caos del “prójimo”. ¿Puede evitar lo inevitable?
Los argelinos no parecen saber de done comenzar: de la galopante corrupción en la que son socios y artífices o de la caída libre tanto en estos campamentos como a escala mundial. Es la quiebra de los dos: de Argelia y de su Polisario. Un actor en la vertiginosa ola de tráficos en los campamentos lo explicaba así: “¿y de qué vivimos?
Efectivamente a excepción de los tráficos y de las limosnas de qué se puede vivir en estos campamentos. “La dignidad y el orgullo saharauis los dejamos en Marruecos”, se atrevía a comentar un anciano, al que contestaba otro anciano: ¿Somos aun saharauis?
La desconfianza, la desmoralización y la parquedad alcanzan su punto álgido. Los campamentos viven en vísperas de una explosión…
“Esta gente debe saber cómo viven sus hermanos en el Sahara marroquí”, “Y cómo podemos vivir nosotros, recalcaba otro.
Todo el aparato represivo argelino sería insuficiente a hacer frente a la furia de 43 años de injusticia.
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