Cronica desde TindufCrónicasFeatured
Daños colaterales de la democracia: Derecho a divagar…
No muerden... no pueden morden

Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 meses en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si, por milagro, alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento.
En 47 años ni en el mentor argelino ni en el doméstico polisarista se ha podido producir a quintacolumnistas con tan deteriorada capacidad memorística como existen en el Sahara marroquí.
Hablar de lo que no se conoce y no conocer de lo que se habla. Las principales características de las voces de su amo.
No pueden hacer daño y Argel lo sabe y estudia actualmente el medio de liberarse, después de su ofensiva contra Pedro Sánchez y el PSOE, de tan costosa carga, inútil y contra productiva.
Los observadores imparciales y objetivos afirman que, para ello, se necesita democracia o, por lo menos, un mínimo de democracia, lo que no existe ni en Argelia ni en sus campamentos de Tinduf.
Por ello, tanto la junta militar argelina como sus domésticos del Polisario recurren a estos daños colaterales de la democracia marroquí para predicar en el desierto.
Evidentemente, unos pagan, otros se benefician. Por donde van estas damas de la traición, promueven la imagen democrática del pais que creen criticar, proporcionando un categórico desmentido a la “precaria” situación que pretenden vivir en un Marruecos indiferente a lo que vomitan e insensible a sus ya folclóricas diarreas verbales.
Prueba de ello, los enormes esfuerzos de desarrollo de este Sahara marroquí que impresiona a propios y extraños, muchos de ellos, hasta hace poco declarados enemigos del Reino y su integridad territorial.
No, no pueden. No pueden morder. Como diría el otro, vuelan muy bajo y con bajísimo perfil, la inversión argelina es un desastre. Habrá que buscar mejores vende patrias.
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