Mi identidad no importa, solo mi mensaje. Mi hermana ha vuelto a Marruecos tras meses de hospitalización en Nuakchot, pero el resto de mi familia sigue en los campamentos del Polisario en Tinduf, olvidados por la “solidaridad” internacional y los “derechos humanos”.
Hoy, más que nunca, nos enfrentamos a la necesidad de destapar la maraña de mentiras tejida por el Polisario y su mentor, Argelia. Las recientes declaraciones de los Estados Unidos, reiterando su apoyo inquebrantable al plan de autonomía marroquí, son un claro recordatorio de la farsa que es el llamado « conflicto del Sahara ».
Escuchamos las palabras de Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado, quien afirma con firmeza que el plan de autonomía es « serio, creíble y realista », buscando poner fin a este conflicto artificial creado por intereses espurios. Este respaldo no es un capricho diplomático, sino el reconocimiento de la soberanía total de Marruecos sobre su territorio, incluyendo las tan discutidas provincias del Sur.
La posición constante de los Estados Unidos en este asunto ha sido clave para el histórico reconocimiento internacional en 2020 de la autoridad marroquí sobre su tierra. Una afirmación de soberanía que no se basa en fantasías, sino en la realidad innegable de la historia y la voluntad de su gente.
Pero ¿qué hay del Polisario y su mentor Argelia? No son más que actores en un escenario ficticio. Se les ha desenmascarado ante la luz de la verdad. Las alegaciones de encuentros entre la embajadora estadounidense y líderes del Polisario son simplemente absurdas, contradichas claramente por la declaración del Departamento de Estado. La embajadora Elizabeth Moore Aubin estaba en Tinduf como parte de una visita organizada por la ONU, no para entablar compromisos bilaterales con una entidad separatista.
La verdad es clara como el cielo del desierto: no hay apoyo bilateral con el Polisario. Lo que hay es una estrategia bien orquestada para desvirtuar la realidad, sembrar confusión y mantener viva una causa sin sustento.
No caigamos en la trampa de las falsedades. Rechacemos las narrativas distorsionadas que intentan deslegitimar la firme posición de Estados Unidos y otros defensores de la verdad. Es hora de desmantelar la farsa del Polisario y su mentor Argelia, y abrazar la realidad: el Sahara es y siempre será parte integral de Marruecos.