La docencia es una de las profesiones más difíciles que existen y lamentablemente infravalorada y desprestigiada por aquellos que jamás tuvieron la oportunidad de lidiar con niños o adolescentes en un espacio reducido y tratando de ganar su simpatía y confianza.
Es desprestigiada porque la sociedad siempre ha visto al docente como una persona tacaña y pasota, y eso se percibe en la infinidad de chistes que circulan de boca en boca y que el graciosillo de al lado comenta en las reuniones de trabajo o en las cenas familiares para caerle bien a la suegra o al jefe.
Todos los males que padece la sociedad se relacionan, injustamente, con el papel que ejerce el docente en el aula. Algunos medios de comunicación tienen entre ceja y ceja crear un ambiente de crispación en torno a la figura del docente y un sector del pueblo, que considera al maestro como enemigo número uno, consume con pasión toda la información que se le ofrece y de este modo el odio hacia su figura aumenta con cada noticia publicada.
El sector educativo con el docente como eje central siempre estará en el ojo del huracán a la espera de un mínimo error para que un determinado grupo empiece a frotarse las manos.
Un pueblo desconcertado y a la expectativa de lo que va a ocurrir siempre estará eternamente sumido en la desesperación y la desilusión.
