Hablar español es más que un acto de apertura, es una declaración de amor a un patrimonio lingüístico y cultural que forma parte de nuestra cotidianidad.
Escribir en español ayudó a varias generaciones a desempolvar los lugares más recónditos de su alma, alcanzar la felicidad y a conocerse más ¿Qué culpa tenemos los que escribimos en español? Ninguna, salvo la negligencia de unos cuantos que dan más prioridad y sentido a un idioma que otro, sin tener en cuenta los sentimientos de los demás.
El español es algo más que los cuatro o cinco tópicos que han predominado en su enseñanza durante muchos años. Más allá de la paella, los toros, el flamenco y el fútbol hay todo un mundo por explorar. Adaptarnos a las exigencias de la época es una urgencia y salvar a este bello idioma del estancamiento debería ser la labor de aquellos que aman la lengua de Cervantes que es patrimonio de todos.
No es cuestión de hacerse la víctima, de este modo estaríamos eludiendo responsabilidades, se trata de crear, reinventarnos, seducir y buscar nuevos caminos con vistas a un futuro prometedor para el español en Marruecos.
