El difunto peticionario por Marruecos frente a España, Brika Zeruali, un infatigable defensor de la marroquinidad del Sahara
Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, internada hace 11 meses en un hospital de Nuakchot, antes de decidir regresar a su país: Marruecos, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de Tinduf pero esto no lo sabrán a través de España y sus laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… preferente y casi exclusivamente con una ínfima parte de los saharauis.
Los que no tienen, como dice el dicho saharaui, la masa en el estómago, se preguntan lo que era el Sahara antes de 50 años.
O sea: antes de que, en sus desesperadas tentativas de desestabilizar el régimen monárquico en Marruecos, el difunto coronel Gadafi no se ha imaginado mejor solución que crear una milicia que, después de “rendirse a la evidencia” la legó a su, también difunto homólogo argelino, Houari Boumedian.
En los anos sesenta. es decir: hace màs de 70 años, en la Asamblea General de la ONU, existía un comité de peticionarios: la potencia colonizadora, España y el país colon izado, Marruecos.
Efectivamente no existía el Polisario pero si el Sahara.
Se ha creado, financiado, armado y teledirigido, pues, lo que el creado y el mentor serian sus primeras víctimas.
¿Marruecos? El Reino disfruta de muy buena salud política, geopolítica y económica y en ningún momento se ha visto amenazado por una milicia cuyo objetivo y ambición es acumular riquezas para ello necesita refugiados.
De bien e n mejor, Marruecos avanza sereno, seguro y confiado en que nadie podría ocultar el sol con un tamiz.
El problema está en el campo de sus peregrinos enemigos que, desde hace anos han perdido la brújula de su empresa desestabilizadora, después de dilapidar casi todo lo que poseía su pueblo.
Una Argelia del Sur que, en Argel, desde hace años, se ha comenzado a inquietar en su fatal desenlace y sus consecuencias sobre el propio mentor.