Y es que, desde ahora en adelante, en Africa no hay otra alternativa que la cooperación económica entre sus países. Etiopia y Marruecos son el botón de muestra. Después de una desenfrenada carrera hacia el liderazgo a comienzos de los años 60 y una larga ruptura durante los años 80 y 90, las relaciones entre los dos países estrenan era: la de la cooperación económica.
La semana pasada previamente a la actual visita real a este país, el gobierno etíope anunciaba la construcción, en partenariado con la OCP marroquí, de una fábrica de abonos que costaría unos 2 500 millones de dólares.
Justamente al rey Mohamed VI les acompaña desde el jueves por la noche en su visita a Etiopia, primera fase de la segunda etapa de su gira africana, una delegación de 31 hombres de negocio, empresarios del sector privado y público y expertos o analistas económicos.
Política pero también y sobre todo economía esta delegación celebró ayer y anteayer en Adis Abeba un foro económico con los jefes de empresas etíopes a fin de construir un verdadero partenariado económico entre los dos países.
O sea: mecanismos para reforzar las relaciones bilaterales y para evitar toda incomprensión sobre el plano político. El modelo marroquí que gusta y seduce en Africa. En una palabra: la diplomacia del futuro, que en Marruecos es real.
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