En voz alta

En voz alta Islam: Los libros de la desradicalizacion

 

 

 

Comprometida en la lucha contra las lecturas ortodoxas de los textos religiosos (musulmanes), la Rabita (Liga) mohammadia de los ulemas acaba de publicar 7 libretas que desmenuzan el discurso extremista.

El 21 de noviembre pasado, La Rabita lanzó “Los cuadernos de la deconstrucción del discurso extremista” que es una serie de 7 libros que fueron publicados por la institución religiosa con el objetivo de “promover las ideas de un Islam moderado y equilibrado en el marco de las constantes de Marruecos”, como lo explica su comunicado oficial citado por “TelQuel”.

Se trata de un enfoque de las concepciones y sentido de, por ejemplo, el Yihad (o guerra santa) y del Qital (combate) en el islam. “El decorticacion del discurso extremista necesita la puesta en contexto de las expresiones y de las nociones que contiene (…) para llegar a una percepción equilibrada y razonable, lejos de las interpretaciones extremistas” afirmó Ahmed Abbadi, secretario general de la Rabita durante la presentación de las libretas en Rabat.

Abbadi ha firmado tres de estas siete obras: estudio de la deconstrucción del discurso extremista, De la deconstrucción de la noción de Yizya y De la deconstrucción de la noción del Yihad. Las demás obras fueron realizadas por los investigadores Mohamed Naciri, Abdeslam Taouil y Khalid Mayara. “No se trata más de de una primera etapa, estos libros serán regularmente actualizados, habida cuenta de la sensibilidad de las temáticas y la responsabilidad moral que asumimos” segur Abbadi, afirmando que otras obras van a ser publicadas ulteriormente a fin de aclarar otras nociones del islam.

En uno de estos 7 libros, Mohamed Naciri, investigador en pensamiento islámico intenta explicar la diferencia entre la noción del Yihad que posee un sentido amplio y el Qital que se refiere explícitamente a la guerra santa. En su libro Sobre la verdad del Qital por Allah y los desposeídos, este joven profesor-investigador en La Rabita Mohammadia anota que el Yihad citado en los textos coránicos significa “la lucha espiritual para “protegerse y evitar las derivas” conforme al Hadiz (dicho del Profeta (SAS) que estipula que el “gran muyahid es el que hace el Yihad en si mismo obedeciendo a Allah”. Naciri cita a, entre otros, al sabio musulmán Ibn Al Qayim, alumno de Ibn Taymia para quien el Yihad introspectivo prima sobre el Yihad marcial. El autor de la obra se pregunta entonces sobre la relación entre la noción del Yihad y la palabra el Qital y encuentra la respuesta en el pensamiento de este sabio que piensa que el Qital no es más que la ultima parte e incluso el último recurso, en la práctica del Yihad.

Para Mohamed Naciri, el Qital no está permitido en el Islam más que en cuatro casos explícitamente precisadas en el Corán: defender a los musulmanes y contrarrestar los ataques, apoyar a los oprimidos y los desposeídos, impedir los abusos y velar por el respeto de los pactos.

Según el autor del libro, todas las luchas armadas que llevaron a acabo los musulmanes bajo el mando del Profeta eran “guerras defensivas” siguiendo el versículo 190 de la Sura Al Baqara
Y combatid por la causa de Allah a quienes os combatan, pero no seáis agresores; porque ciertamente Allah no ama a los agresores”.

Mohamed Naciri recuerda igualmente  que incluso cundo el recurso a la guerra se imponía, los musulmanes no tenían el derecho de practicar la estrategia de la tierra quemada. “El el Islam, la guerra no concierne más que a los que están en el campo de batalla. No se autoriza combatir a los que no hacen la guerra, como los niños, los ancianos, las mujeres y los predicadores”, explica antes de precisar “La guerra en el islam tiene una ética como en los dominios de la política, la economía y la ciencia”.

En su obra De la Deconstrucción de la noción del Yizya, Ahmed Abbadi defiende una “ comprensión correcta y moderna” de este impuesto religioso aplicado, en los tiempos de los califas, a los no musulmanes de confesión monoteísta (Ahl Al Kitab, la gente del Libro) que vivía en tierras del islam. “este impuesto daba lugar a una Dhimma. Es decir: un pacto de protección y no un pacto de renta”, enfatiza. Los miembros de la comunidad de Ahl Al Kitab que pagaban la Yizya son llamados desde entonces Ahl Dhimma. El autor explica que al pagar este impuesto, el Dhimmi  comprometía al califa a garantizar su protección. “Los ulemas estiman que si un miembro de Ahl Dhimma se incorpora al ejercito, cesaba de pagar la Yizya” escribe, apoyándose en los ejemplos de los compañeros del profeta.

Era el caso de Aataba Ibn Darqad, Wali del califa Omar Ibn Al Khattab que había enviado una carta a los habitantes del actual Azerbaiyán a fin de informales que el compromiso del Califa a protegerlos a cambio de pagar la Yizya, con la promesa de exonerar a los niños, las mujeres y los que deseaban alistarse en el ejercito musulmán. “La Yizya remplaza el deber del Yihad que el islam quería imponer a los no-musulmanes” afirma el autor. Ahmed Abbadi cree que el estado, en su forma actual, descansa en los principios de la igualdad, la supremacía de la ciudadanía y la unidad de la Umma (nación). Es un estado en el que no hay ninguna diferencia entre un musulmán y un no-musulmán en cuanto a los derechos y obligaciones. “No se debe imponer la Yizya a los no-musulmanes por motivo de protección. Los principios del estado moderno no hacen ninguna diferencia entre los ciudadanos ni en el seno del ejército ni ante la justicia y ni impone a la gente creer en una religión determinada”, insiste el SG de la Rabita Muhammadia.

En el 2014 la organización terrorista llamada Estado islámico (Daesh) impuso a los sirios de confesión cristiana el pago de la Yizya a cambio de una “protección” y a condición que practiquen sus rituales religiosos en un marco privado.

Ahmed Abbadi califica la actitud de Daesh de “odiosa practica” y de “robo organizado”. “Se trata de una manera sucia de Daesh de legalizar el robo, instrumentalizando los textos de la Chari ‘a”, se indigna Abbadi para quien el principio de la ciudadanía es la esencia misma del espíritu de la legislación islámica (Chari’a) y de sus finalidades: la protección de la vida humana, la religión, la progenitura, los bienes y la casa (hogar), en este orden. ¿A caso no es esta la prueba cabal de la primacía de la vida humana en el Islam?

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