Said Jedidi es embajador de la paz por el Circulo Universal de Embajadores de la paz (Suiza-Francia) periodista y escritor
Desde hace años, quizás incluso lustros, ni siquiera cuando tenía medios para ello, Argelia no emprendió una ofensiva anti-marroquí tan rabiosa como la que lleva a cabo actualmente su diplomacia, sus servicios secretos y la parte de la sociedad civil que controla (prensa, asociaciones etc.).
Una verdadera y incoherente movilización contra quien ni se da cuenta. Triple:
En África donde la divorciada, la señora Dlamini Zuma se encarga de una parte, su país África del Sur de otra y Argelia del resto, como sucedió en Nigeria, cuyo presidente se acuerda de repente que tenia que recibir al “embajador” del Polisario, haciéndolo en vísperas de la visita oficial del rey de Marruecos o en Zambia donde proceden inquietantes noticias de los movimientos de la diplomacia argelino-sur-africana.
En el Golfo, donde la alucinación argelina ha alcanzado dimensiones insospechadamente desequilibradas, creyendo poder “desviar” la posición de principio de los países del CCG. Una locura que le cuesta el ojo de la cara y la ira e ironía generales en el Golfo y en el mundo.
Finalmente en España, donde Argelia está dilapidando lo poco que le queda en infructuosos actos y acciones contra Marruecos.
Todo… porque el jefe de Estado de un país (vecino), el rey Mohamed VI decide reanudar con su entorno natural, rectificando una metodología diplomática que lo debía ser hace lustros.
Así las cosas volvemos a encontrarnos ante el verdadero rostro de Argelia y es el mérito de la gira africana del soberano.
Lo que, evidentemente nos exige más coherencia política, más unidad social y más solidaridad en la acción porque si Argelia no para no vemos por qué vamos a parar la Marcha verde.