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España, Marruecos y la histeria contra la distensión: Derecho a entenderse

Lucha contra la logica y el sentido comun

El modelo de convivencia que España y Marruecos, en tanto que corresponsables de uno de los puentes más importantes entre los continentes, para no decir el más importante: África (Marruecos y Europa (España), desean instaurar en esta sensible parte del mundo suscita extrañas sensibilidades electoralistas de unos y cálculos en términos geopolíticos de otros, una lucha de ambos contra la logica y el sentido comun.

Total, sin desearlos o sin merecerlo Marruecos se ha encontrado en el punto de mira de una rabiosa campaña franco-argelina con el respaldo de una fiebre electoralista en nuestro vecino del norte de desprestigio, de difamación y de acusaciones “prét a porter” cuando se trata de atacar a quien no acepta vasallajes y decide ejercer su plena y legitima soberanía en sus asuntos, especialmente en materia de política exterior.

Sin embargo, serenamente, Marruecos hace frente a esta campaña con los medios legales y con un bagaje de legado comun, cultural e histórico que como diría el director en funciones del Instituto Universitario de Estudios Africanos, Euromediterráneos e Iberoamericanos de Rabat, Mohamed Dhafer El Kettani “Marruecos y España son, en efecto, un modelo de convivencia, cultural y civilizatorio, de mestizaje y de buena vecindad que deben regir las relaciones internacionales en la coyuntura actual, y es un modelo, cuyas raíces están en la historia compartida de los dos países”.

Indudablemente tanto Madrid como Rabat esperaban a esta encarnizada resistencia a la mejora de las relaciones entre los dos vecinos. Lo que, por otra parte, debe significar que ni les sorprende ni les puede amenazar.

Apostar por el futuro… un futuro de convivencia, de cooperación y de solidaridad vale la pena.

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