Argelia y su Polisario: crónica de una quiebra anunciada
Aclaro, de antemano que importa muy poco cómo me llamo, ni de donde soy ni como he llegado hasta aquí, sino lo que voy a revelar, porque a excepción de una sola hermana, toda mi familia (15 miembros entre próximos y lejanos parientes) sigue, como la inmensa mayoría de su población, rehén del Polisario en los campamentos de argelinos de Tinduf y víctima de laberintos de “derechos humanos” y de “solidaridad’ internacional… La situación de la población de estos campamentos es real y potencialmente inquietante. Atada a la vida, la gente se pregunta con qué derecho fue sometida a tantas humillaciones y a tantos atentados contra su dignidad saharaui. Cunde la desconfianza y la parquedad. Desaparecen trágicamente la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. La gente no busca más que sobrevivir para el día siguiente con la eterna pregunta de que si alguna ayuda humanitaria internacional u otra limosna haya llegado al campamento y, sobre todo, si les va a llegar.
Casi simultáneamente: Premio a la Excelencia de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) para el año 2022 « CAF President’s Outstanding Achievement Award-2022 », otorgado al Soberano marroquí en Kigali, en Ruanda.
Paralelamente, el rey Mohamed VI anuncia la candidatura conjunta de cara al Mundial del 2030 entre España, Portugal y Marruecos.
En estos tristes campamentos los dos felices acontecimientos son comen todos con orgullo y jubilo.
Y el Quijote argelino y su Sancho Panza polisarista cuentan tonterías… como siempre, pero nadie los escucha.
El régimen militar argelino comienza a presentar graves indicios de cansancio y fatiga. 48 años con el Polisario en los hombros y lo que es peor por nada o por peor…
Marruecos avanza y cada vez es más difícil negarlo. Argelia retrocede y nada más fácil en demostrarlo.
La paz, la estabilidad y la cooperación regionales se están haciendo sin Argelia que, con su milicia y su incertidumbre no sabe sobre qué pie debe bailar.
Otro mundo… sin milicias, sin apetitos hegemonistas y con la cabal y buena voluntad política de ayudarse y caminar juntos.