Ayer (jueves 29/4) un poco más de una hora y media antes de la ruptura del ayuno, un improvisado comerciante de hojas de pastilla en el mercado de Akkari exigía a su clientela llevarse la mascarilla y marcar distancias en las largas colas.
El hombre consagraba casi la mitad de su tiempo de trabajo a velar por el estricto respeto de las medidas sanitarias cautelares.
No obstante, debido, según sus clientes, a la alta calidad de su producto, todo el mundo en la cola llevaba mascarilla y respetaba religiosamente la distancia.
“Aprovecho el sagrado mes para hacerme estos ingresos, me dijo cuando le felicité por su civismo, y no quiero que nadie contagie a nadie a cusa de mis hojas de pastilla”.
Una conducta ejemplar que merece un gran reportaje.