« Historias de los Profetas » (Relatos del Coràn) hoy: 23-ABRAHAM EL PROFETA[1] (2)De Mohamed Ahmed Jad Al Maula, Mohamed Abu Al Fadel Ibrahim y Ali Mohamed Al Bajaui Al Said Chatta. Traducido por Said Jedidi y editado, por Dar AlKotob Al Ilmiya (Beirut)
"Relatos del Corán"
(Dar Al Kutub Al Ilmiya-Beirut)
ABRAHAM OBRA CON BONDAD HACIA SU PADRE, INCITANDOLO A ADORAR ALLAH
Azar adoraba a los ídolos. Los esculpía y los vendía. Por su parte, Abraham valoró este acontecimiento positivamente. Desde el punto de vista moral, se encontraba mas concernido en invitar a su padre al culto de Allah, estimando que debía ser aconsejado con sinceridad y guiado en el buen camino. Para Abraham, este deber era una exigencia que le imponía la piedad filial hacia su padre quien invitaba a la gente a adorar y glorificar las estatuas. Azar era en esta óptica el propagandista que incitaba a la gente a cometer pecados, sembrando con este acto la corrupción en la tierra. Invitar a su padre al monoteísmo era pues un acto que podría Satisfacer a Allah.
Abraham entendió que obrar de esta manera, podría extraer los gérmenes del mal y arrancar las raíces del extravío. Estaba muy entusiasmado, ejecutando sus votos. Por lo que trazó un minucioso plan para atraer a su padre hacia él. Denigrar a los ídolos o criticar las divinidades podría causar la repugnancia de Azar y de allí, y es lógico, desoír a su hijo, acusándolo de ingrato y de desagradecido. Entonces Abraham preparó su discurso de la manera mas exhaustiva, dirigiéndose amablemente a su padre con una cortesía digna de elogios[3], comenzando por recordarle el lazo familiar entre ambos a fin de ganar su simpatía y seducirlo.
En primer lugar, le preguntó sobre la calidad de lo que adoraba y la razón por la que se consagraba a estos ídolos, habida cuenta de que ni escuchaban su oración ni sus glorificaciones y no comprendían el valor de su abnegación, de su deferencia y de su sumisión a ellos. Asimismo son incapaces de evitar un mal que pudiera amenazar o de ofrecer donaciones y que ni siquiera le son útiles ni nefastos. Abraham tenía miedo de ser rechazado por su padre, el cual, por su parte, podía reaccionar malévolamente, calumniando el criterio de su hijo o cuando mas, despreciarlo. Abraham dijo: “O querido padre, he recibido de la ciencia una parte que tú no has recibido, adquiriendo un conocimiento que tú no has adquirido. No me des la espalda y no desperdicies la ocasión de mi llamamiento aunque fuera tu hijo y que te debo el favor de estar en vida, siendo más joven que tú”. Imploró a su padre a seguir sus pasos, escuchar su llamamiento con un corazón abierto y optar por la buena vía, la de la salvación. Quiso exhortarlo a renunciar a estos ídolos y a abstenerse a adorar estas estatuas mudas, explicándole que, debido a que practicaba el politeísmo, dejándose someter a la voluntad de estos ídolos inertes, es como si adorara de una manera indirecta al diablo, refugiándose en estas piedras mudas. Le recordó que el diablo había desobedecido a Allah, prometiendo seducir a la gente y que fue y será siempre el enemigo que conducirá a la gente al extravío y que solo busca hacer daño.
Trató de introducir el susto en el corazón de su padre, explicándole hasta qué punto la consecuencia de sus malas acciones, será horrible y su destino desgraciado. Sin decirle de manera explícita que se le iba a infligir un cruel castigo y una severa punición porque no era agradecido hacia Él. Lo respetaba y sentía piedad por él.
Cuando Abraham presentó a su padre el mensaje de Allah le prodigó sus consejos, negándose el padre Azar a seguirle, dudando de la calidad del hijo, desaprobando su simpatía y su cariño por él, mostrando una dura expresión en su rostro. Lo calumnió, mostrándose asombrado por su audacia, reprochándole el haberse atrevido a pronunciar aquellas palabras. Dijo: ̋O Abraham ¿subestimas mis divinidades? Te lapidaré si no te abstengas a calumniar a estos ídolos y si no vuelvas a la razón. Empecinado insistes en el extravío. Te acusaré de decir tonterías. ¡Cuidado con irritarme o que me enfade!. Desaparece durante cierto tiempo. Desde ahora en adelante, no tendrás un sitio ni en mi casa ni en mi corazón. No encontrarás en mi corazón ningún sentimiento hacia ti”.
Abraham recibió este anuncio con un corazón abierto. Tenía el alma tranquila. Habló con su padre cortésmente y su respuesta manifestaba su sinceridad y su reconocimiento hacia quien debía el estar allí. « Que la paz sea contigo, imploraré mi Señor para que te Perdone. Es Condescendiente hacia mí. Me separo de ti y de estas divinidades que invocáis en vez de Allah. Mi plegaria será hacia Allah.
Abraham se despidió de su padre con el corazón triste y afligido, sin haber logrado convencerlo porque se negó a escucharlo. Se separó de él y de lo que adoraba para que no fuera considerado como una conspiración, uno de los adherentes ingratos que practicaban el politeísmo.
[2] El que predica con la gente el culto de Allah debe estar absolutamente convencido de la sinceridad de su llamamiento sino fracasa en pasar el mensaje. Allah Reveló a Abraham algunos signos procedentes de Él para fortalecer todavía mas su fe.
[3] El adorno (az-Zukhruf): 26-28; Las bestias (al’Anâm): 74; El arrepentimiento (Tawba): 144; María (Maryam): 41-48; Los profetas (al’Anbiyâ’): 25.