En los anales del periodismo, irrumpe con fuerza el « Pundit Marroquífobo Compulsivo por Excelencia (PMCE) », también conocido como Ignacio Cembrero. Este singular personaje ha elevado su crítica hacia Marruecos a la categoría de obra de arte, mereciendo con creces este título honorífico.
Armado con una pluma afilada cual espada, el PMCE domina el arte de hallar sombras incluso en el día más radiante en Marruecos. Encajando perfectamente en la idea popular de que “cada maestrillo tiene su librillo”, parece tener su manual personal donde resalta cada punto negativo, por pequeño que sea, sobre Marruecos. Su obsesión por destacar lo negativo y presentarlo como lo común lo ha consagrado como auténtico maestro de la crítica marroquí.
Pero, ¿cuál es el origen de esta fijación? Algunos afirman que reside en las vueltas de su pasado, especialmente cuando las autoridades marroquíes le mostraron la puerta de salida, convirtiéndolo en persona non grata. Desde entonces, ha dedicado su pluma a teñir cada relato sobre Marruecos con su visión negativa.
Ya sea por las vueltas de su pasado o por una innata inclinación hacia lo desfavorable, este « Pundit Marroquífobo Compulsivo por Excelencia » se ha especializado en desenterrar cualquier imperfección imaginable en Marruecos. Su habilidad para teñir cada relato con su visión negativa ha ganado seguidores, aunque también ha levantado la ceja de críticos que anhelan un enfoque más equilibrado y justo.
En su infatigable búsqueda por señalar fallos y malinterpretar situaciones, el PMCE ha encontrado su nicho en el vasto universo del periodismo. Aunque su enfoque no conquista todos los paladares, su tenacidad en expresar su visión es, sin duda, un ejercicio fascinante en la extravagancia humana y la amplia gama de opiniones.
En Argelia, como era de esperarse, es aclamado como « Persona Gratissima », un título que refleja su posición en la lista de los críticos más fervientes hacia Marruecos