« Por más que una abeja le explique a una mosca que es mejor una flor que el excremento, esta no puede entenderlo porque es de lo único que ha vivido siempre”. En este peculiar escenario, no podemos evitar ver un reflejo de la relación entre Marruecos y Argelia. Marruecos, como la abeja, ha abogado por la cooperación, la paz y el respeto mutuo en la región. Sin embargo, Argelia, la mosca, parece estar inmersa en una mentalidad que la mantiene atrapada en la retórica del pasado, incapaz de apreciar las oportunidades para el progreso y la estabilidad.
Marruecos ha intentado incansablemente comunicar a su vecino los beneficios de una colaboración mutuamente beneficiosa y el avance compartido en la región. Pero, como la mosca que solo conoce el excremento, Argelia sigue anclada en viejas tácticas y agendas, a menudo socavando la paz regional en lugar de promoverla.
A medida que Marruecos avanza con determinación, Argelia parece atrapada en una mentalidad estancada y negativa, incapaz de reconocer la belleza de las « flores » que podrían florecer en la región si se comprometiera con la cooperación en lugar de aferrarse a las prácticas del pasado. Como quien dice, nos queda el deseo o tal vez la esperanza de que, en algún momento, que esperemos que legue pronto, Argelia pueda liberarse de su mentalidad de « mosca » y unirse a Marruecos en la búsqueda de un futuro más brillante y pacífico para toda la región.