Buenos días MarruecosCrónicasFeatured

La Acción en la Educación Universitaria: Aprender de los Errores como Profesores Por Fikri SOUSSAN

Reflexión

Fikri SOUSSAN
Profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos de Dher El Mehrez en Fez

Desde la perspectiva de un profesor universitario, me complace explorar la profunda sabiduría contenida en la cita de Benjamín Franklin: « El que hace se equivoca muchas, muchas veces, pero jamás comete el más grande de los errores: no hacer nada ». Esta cita, aunque originalmente atribuida a Franklin, trasciende las épocas y resuena con gran relevancia en el contexto de la educación superior. En mi rol docente, permítanme reflexionar sobre su aplicación y su impacto en nuestra labor como educadores universitarios.

La educación superior es un espacio en el que fomentamos el pensamiento crítico, la creatividad y el desarrollo de habilidades clave. Como profesores, desempeñamos un papel central en facilitar este proceso de aprendizaje. La enseñanza universitaria es dinámica y desafiante, y requiere una actitud proactiva. En este sentido, la cita de Franklin destaca la importancia de la acción, la toma de decisiones y la participación en la enseñanza.

En esencia, enseñar es un acto de hacer. Los profesores diseñan planes de estudio, preparan materiales de enseñanza, imparten conferencias, lideran discusiones y evalúan el desempeño de los estudiantes. A lo largo de este proceso, es natural que surjan desafíos y ocasionalmente se cometan errores. « De los escarmentados nacen los avisados », como reza el proverbio, es una verdad universal: cometer errores es común a todos los seres humanos. Sin embargo, estos errores no deben ser temidos, sino valorados como oportunidades de crecimiento tanto para los educadores como para los estudiantes.

En el ámbito académico, el miedo al error puede ser contraproducente. La aversión a cometer errores podría llevar a la inmovilidad y al estancamiento, obstaculizando la innovación y la mejora. El mejor escribano echa un borrón, como reza el refrán español, subrayando que incluso los más expertos pueden cometer errores. En cambio, debemos abrazar la noción de que los errores son parte integral del proceso educativo. Los errores nos permiten ajustar y perfeccionar nuestras estrategias de enseñanza, lo que en última instancia beneficia a nuestros estudiantes.

La actitud del profesor universitario debe reflejar la idea de que la acción, incluso si conlleva la posibilidad de cometer errores, es fundamental para la evolución y el progreso en la educación. Al adoptar un enfoque activo y comprometido en el aula, modelamos la importancia de la curiosidad intelectual y la valentía de explorar nuevas ideas y enfoques.

Así, como educadores universitarios, debemos abrazar la filosofía de la acción y la aceptación de errores como vehículos de aprendizaje y crecimiento. Al hacerlo, no solo fomentamos un entorno de aprendizaje enriquecedor, sino que también inspiramos a nuestros estudiantes a abrazar la resiliencia y la actitud proactiva en sus propios esfuerzos académicos y más allá. Al igual que Benjamín Franklin y el hadiz que dice: « Quien insta a que se realice una buena acción recibe la misma recompensa de quien la ejecuta », reconocemos que, en la búsqueda del conocimiento y la enseñanza, la inacción es el mayor de los errores.

Afficher plus

Articles similaires

Bouton retour en haut de la page