“Al partir, las mariposas guían nuestras almas”. Mahmud Darwish
Fikri SOUSSAN Profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos de Dher El Mehrez en Fez
La población civil de Gaza se encuentra en medio de una crisis inimaginable, donde la violencia y la incertidumbre han llevado a muchas familias a abandonar sus hogares en busca de refugio y seguridad. En este desgarrador acto de partida, no solo llevan consigo sus pertenencias más preciadas, sino también un poderoso símbolo de su conexión con la tierra que han llamado hogar durante generaciones: las llaves de sus casas.
Este gesto, en apariencia sencillo, cobra un significado profundo y trascendental. Evoca recuerdos de una historia pasada que se asemeja a lo ocurrido con los moriscos en 1609, cuando fueron expulsados de su tierra ancestral en España. La imagen de las llaves siendo llevadas consigo refleja la esperanza de un regreso, un anhelo arraigado en el corazón humano que trasciende el tiempo y las fronteras.
La legitimidad de mantener las llaves y la determinación de la población de Gaza de preservar su herencia y su identidad a través de las generaciones nos recuerda que, aunque el mundo cambie a su alrededor, la conexión con la tierra y las raíces culturales permanece inquebrantable. No son extranjeros ni forasteros en su propia tierra, sino guardianes de una historia que se niegan a abandonar.
Desde la Nakba, también conocida como « la catástrofe palestina » en 1948, con su impacto doloroso y duradero, se ha forjado un lazo indeleble entre la población de Palestina y su tierra natal. La resistencia y la esperanza que simbolizan las llaves nos recuerdan que la historia no se olvida y que, al igual que aquellos moriscos que fueron expulsados de Al-Ándalus, el deseo de volver a casa puede mantenerse vivo in perpetuum a pesar de los desafíos abrumadores.
Las llaves son un símbolo de la resistencia y la esperanza de los palestinos. Representan su determinación de recuperar su tierra natal, un derecho que les fue arrebatado hace más de 70 años. La historia de Gaza y la de los moriscos se entrelazan en esta narrativa universal de anhelo, pertenencia y la búsqueda constante de un lugar al que llamar hogar.
