La candidatura España-Portugal-Marruecos para el Mundial 2030: Unánimemente
Permítaseme aclarar desde un principio que mi identidad carece de relevancia en el contexto actual. Quién soy, de dónde vengo o cuál es mi trayectoria son aspectos menores en comparación con la revelación que está por venir. A excepción de una única hermana, quien ha estado hospitalizada durante los últimos 11 meses en Nuakchot antes de decidir regresar a nuestra nación, Marruecos, el resto de mi amplia familia (compuesta por 15 miembros, entre parientes cercanos y aquellos más distantes) sigue cautiva del Polisario en los campamentos de Tinduf. Sin embargo, esta triste realidad permanece en la sombra para aquellos que confían en los intrincados senderos de los « derechos humanos » que se proclaman en España y en la constantemente invocada « solidaridad » internacional, una solidaridad que parece dirigirse de manera exclusiva y preferente hacia una ínfima fracción de los saharauis.
Marruecos estrena posición entre los grandes. Lo que, evidentemente le impone una serie de reglas, entre ellas, a titulo de ejemplo y de orientación, olvidar completamente de los terrorismos y sus mentores.
Marruecos debe hablar con interlocutores más razonables, más grandes y más influyentes.
Orgullo de África y del mundo árabe, Marruecos debe dejar de responder a reflexiones insensatas y a chiquilladas de mentes enfermas y degeneradas.
La tarea es enorme. Enorme es la responsabilidad del representante de más de medio mundo en futbol, pero también, y sobre todo, en modales, en forma de ser, en manera de actuar y en la ilustración de su imagen y la de los que representa.
La misión es tan difícil como emocionante. Marruecos ha demostrado, en más de una ocasión estar a nivel y a la altura de las grandes citas. La organización tripartita del Mundial del 2030 con España y Portugal no es, no debe ser ninguna excepción.
Una cita con la historia que exige consagrarle todo el tiempo, todo el esfuerzo y todo el talento. Ninguno de ellos falta a este Marruecos de los milagros.
Atrás quedaran las juntas militares, sus sueños perversos, sus milicias y sus decepciones.