Raimundo Bassols, ex embajador de España en Marruecos
Said Jedidi es periodista y escritor. Embajador de la Paz (Circulo Universal Embajadores Paz -Suecia-Francia)
A penas 7 meses después de su creación,“Opinión Semanal” (Suplemento en español del diario L’Opinion,), se convertía en el segundo suplemento después de “L’Opinion des Jeunes” del legendario Mounir Rahmouni, imponiéndose como destino ineludible de la lectura dominical para los hispanistas de Marruecos y las embajadas de España y de América Latina en Rabat (México, Chile, Perú, La Argentina, Colombia y hasta Brasil y Guinea Ecuatorial).
Con firmas como las de los difuntos Abdelkader Weriachi, Mohamed Azirar, Mohamed Larbi Messari, Mohamed Sibari, el incomparable poeta larachense Momata o de los mejores hispanistas de Marruecos como, entre muchos otros, Mohamed Buessef, Ahmed M’Gara o desde España de M. Fajardo o Abderrahman Molina, Opinión Semanal gustaba a seducía, cada semana más. Sus crónicas deportivas que se ocupaban del norte de Marruecos figuraban entre el material más leído de esta parte del reino.
En Ceuta y Melilla era la lectura predilecta dominical.
Entre las rubricas más leídas del suplemento figuraba el “Buzos de sastre” del inolvidable Fadel Al-Ash-hab, uno de los mejores hispanistas que Marruecos haya conocido.
– La verdad, Said, es que los sábados (vísperas de la publicación de OS) comienzo a sentir el suspense, me confesó el embajador Raimundo Bassols en alusión a la rubrica de mi estimado amigo Al-Ash-hab.
– Pero ¿Por qué Señor Embajador?
– Me han dicho que los estilos de “Buzón de sastre” y el tuyo se parecen como gotas de agua
– Si insinúa que soy yo quien lo escribe, se equivoca, señor Embajador. El señor Al Ash-hab tiene nombre, apellido, dirección, teléfono y hasta alta función en la prefectura de Tetuán. Es el jefe de la división económica.
– Pues, en todo caso no se lo que tiene este señor con España.
– Bueno, él es de Sidi Ifni, si esto le pueda servir de indicio.
Muchos otros diplomáticos españoles de la época con los que n os reuníamos todas las mañanas en la legendaria cafetería de “Dolci vitta” me habían dado cuenta de la inquietud del embajador.
Fadel era así… escribía mucho, bien…incluso muy bien y criticaba a España por su política cultural en Marruecos. Lo hacía con argumentos, pruebas y un inconfundible amor hacia lo que le hubiera gustado que fuera la primera lengua en el norte del país: el español.
– Por qué no organiza un almuerzo o una cena o simplemente un té y nos reunimos todos y discutimos, le respondía a mis amigos diplomáticos españoles.
– Es que el señor embajador es catalán, me respondían con humor.
Lo que desmentía el entonces consejero económico ante esta embajada, Juan Prats que nos invitaba dos hasta tres veces a la semana.
Sin embargo…
– Nadie hace por Opinión Semanal más que yo, en fin nosotros, me dijo una vez el embajador Bassols
– ¿Cómo, de qué manera?
– Los servicios culturales y de prensa de la embajada compra todos los domingos más de 50 ejemplares.
– Pues esto no lo sabía yo
En efecto, el embajador Bassols tenia un cariño muy especial por Opinión Semanal, pero, como muchos de su generación, la ortodoxia diplomática le impedía como solía decirme “franquear algunas líneas rojas”. Se refería evidentemente a lo que llamaba “asuntos internos del partido del Istiklal”.
Al contarlo a Fadel, aceleró el ritmo de sus criticas y…
– Lo se, me dijo
– ¿Cómo lo sabes?
– Aquí en Tetuán el domingo el diario de L’Opinion se agota hacia las ocho y media de la mañana, gracias a Opinión semanal y el 70% de los ejemplares comprados van a parar en Ceuta.
En las recepciones organizadas por la embajada de España en Rabat, el embajador Raimundo Bassols me consagraba siempre la gran parte de su tiempo (a mí y a Opinión Semanal).
Acabó acostumbrándose a las críticas de Fadel Al As-hab y en uno de los que más han hecho por el resplandor de aquél suplemento semanal en español, que con sus más de 1000 cartas semanales (segundo correo del diario después de ODH) uno de los mejores que se han hecho en español en Marruecos.
– Lo peor, señor embajador es la indiferencia, displicencia o el desdén. No importa el acento. Lo esencial es la lengua con que se critica o se elogia, le dije una vez a lo que me respondió:
– En efecto, personalmente lo primero que hago el domingo por la mañana es leer Opinión semanal, muy a menudo incluso el sábado por la noche porque considero que puede ser un instrumento para acercar a nuestros dos países.
Así fue hasta que fue sucumbió por el desinterés, la apatía y la indolencia de los que debían velar por su desarrollo o por lo menos su continuidad.