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Lectura dominical: El Mono y el Burro

Cuento Tradicional

 

 

 Érase una vez, en un rincón apacible del bosque, donde la luz titilante se filtraba a través de las hojas y las melodías del viento acariciaban los sentidos, un mono y un burro se enfrascaron en un debate acalorado.

El mono, vivaz y curioso, sostenía con convicción que el pasto que cubría la pradera extendida ante ellos era verde, un verde que evocaba la frescura de la aurora y la vitalidad de la naturaleza. El burro, por su parte, afirmaba con igual determinación que el pasto era azul, un azul que recordaba la amplitud del cielo que los observaba cada día.

La discusión se intensificó hasta transformarse en un enfrentamiento animado. Patadas al aire y alborotos resonaban en la apacible armonía del bosque, alterando su tranquilidad. Finalmente, exhaustos y sin lograr un consenso, decidieron recurrir a la sabiduría del león, el monarca de la selva, para resolver su conflicto.

El león, solemne y sabio, escuchó sus argumentos con atención. Tras meditar sobre el asunto, determinó que el burro tenía razón y que, sin lugar a dudas, el pasto exhibía un tono azul. Esto dejó perplejo al mono, quien no esperaba tal dictamen.

El león Castigó al mono desterrándolo del bosque por un año. Antes de su partida, el león llamó al mono y le dijo: « Todos sabemos que el pasto es verde, pero te castigo por tu insistencia en discutir con un burro”.

Y así, en la esencia de esta historia, yace una sutil lección: no vale la pena discutir con aquellos que, como vecinos impuestos por el destino, parecen incapaces de entenderte y, para colmo, nunca abandonan su terquedad, una verdad que se hace eco en cada rebuzno de su obstinación.

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