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Lectura dominical, Quintas de Mora: con José María Aznar y Dris Jettou: Cuando aun no se hablaba de humillación
Humillación y memoria corta... cortisima


Entre España y Marruecos, como entre todos los vecinos, los, como los calificaba uno de los màs incansables hispanofonos marroquíes y màs conocedores de las relaciones entre los dos vecinos, el difunto Mohamed Larbi Messari, los mal entendimientos son frecuentes, pero la clarividencia consiste en el modo de encontrar soluciones.
De « Apuntes » saco esta crónica del desenlace de otra crisis entre los dos países que puede servir en esta nueva crisis hispano marroquí aunque solo de brújula:
Era el 5 de junio del 2003. Entre cordón policial y cordón policial había otro cordón policial. Los controles y verificaciones de identidad no se acababan. Una pesadilla…Avanzábamos con los documentos entre las manos.
Al final llegamos a la finca toledana de Quintas de Mora, donde, como lo definiría atinadamente otro testimonio ocular del acontecimiento, Mohamed Boundi[1] en Identidad Andaluza, un 3 de abril del 2009, José Maria Aznar con su infinita admiración por su amigo Georges Bush, trató de montar su propio Camp David en este coto real o reserva natural, iba a recibir a su homólogo marroquí, Dris Jettou en el marco de una Cumbre de una importancia particular habida cuenta de que se celebraba pocas semanas después del quíntuplo atentado terrorista de Casablanca y 15 meses de una ruptura consumida.
Yo conocía al Presidente del Gobierno español… a medias. Siendo aún Presidente del principal partido de la oposición en España (PP) viajó a Marruecos. A su llegada a Casablanca le hice una breve entrevista para Galavisión (Televisa-México) de la que era entonces corresponsal en el Magreb.
En «Quintas de Mora» comencé a barajar las posibilidades del ex alumno de «Nuestra Señora del Pilar» de Madrid de poder agasajar al Primer Ministro de un país con el que las declaraciones altisonantes y los desplantes continuos formaban parte de la autosugestión diplomática del entonces inquilino de la Moncloa y de la línea de conducta de su partido hacia el indomable vecino.
¿Por qué en «Quintas del Moro» (que, por su lejanía y el defectuoso acceso, a los reporteros marroquíes nos pareció más acorde con el apodo de «Quinto C.») ¿Y no en la Moncloa?
La pregunta estaba a flor de boca entre el reducido grupo de los periodistas marroquíes que acompañamos a Dris Jettou.
Finalmente, los que dudábamos seguimos sin saber cosa alguna…
Después de un largo suspense, los señores Aznar y Jettou nos aparecieron como buenos amigos…. reconciliados.
Un feliz, pero, para muchos de los que estábamos en «Quintas de la Mora», surrealista desenlace.
Entre los miembros de la delegación marroquí nadie juzgó oportuno hacer preguntas sobre las múltiples zonas de sombra que rodearon este encuentro, particularmente las razones que indujeron al Sr. Aznar a «exiliarse» en tan recóndito «escondrijo» de tan descortés nombre.
Durante las entrevistas a solas que duraron horas aproveché para contar a mis compañeros la mil veces contada, pero sin perder nunca su frescura, historia de una de las crisis pesqueras entre España y Marruecos en los años 80 cuando SM. El rey Juan Carlos llamo a Su amigo, el difunto SM. Hassan II para pedirle una excepcional prórroga para permitir a la flota pesquera amarrada a reanudar su actividad en aguas marroquíes. El Soberano marroquí acepto inmediatamente y pidió al Monarca español mandar, lo antes posible, a Rabat a una delegación negociadora. Dada la urgencia del tema la delegación española llego al día siguiente muy temprano. Comenzaron las negociaciones y de pronto me llama jefe de la delegación marroquí, el entonces Ministro, Encargado de Asuntos Económicos, Taieb Ben Sheik y me pidió explicarle lo que significaba el nombre del que dirigía la delegación española. Le pregunté cómo se llamaba. Me respondió: MATAMOROS.
Casi 30 años después, el 20 de abril del 2009 el Gobierno… Socialista Obrero Español, bajo la égida de su canciller Miguel Ángel Moratinos no encontró mejor sede en Córdoba para la reunión del Foro Mediterráneo de la UE y el Magreb llamado 5+5 que…el Alcázar de los reyes católicos.
Los jefes de diplomacia de Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez se quedaron boca abierta.
El evento y su significado. La historia que se repite. El error que renace de sus cenizas. La lección que no se aprende.
Durante la posterior rueda de prensa, evoqué con el entonces director de gabinete del primer ministro, Mohamed Ibrahimi la posibilidad de una declaración en exclusiva del Sr. Jettou. Me instó esperar el fin de las entrevistas oficiales.
No obstante, antes de que me diera cuenta descubrí que entre los dos jefes de gobierno y la prensa fue instalado un auténtico Check Point.
Imposible de llegar hasta el helicóptero que iba a conducir al primer ministro marroquí y a la delegación que le acompañaba al aeropuerto de Barajas donde les esperaba un avión especial.
De pronto, sin pensarlo dos veces decidí «franquear» el control policial y llegar hasta donde estaban Aznar y Jettou…El primero al pié del aparato y el segundo a bordo. Afortunadamente me vio Mohamed Ibrahimi y pidió a los agentes de seguridad dejarme pasar. Subí al aparato donde ya tomó asiento el Primer Ministro Marroquí quien se excusó, explicándome elocuentemente que no era correcto dejar al huésped español esperando. Comprendí y bajé decepcionado del helicóptero. Al emprender la vuelta al lugar reservado a la prensa escuché la voz del Presidente del Gobierno Español llamándome, pero sin atraer la atención de que lo estaba haciendo. Me dirigí a él.
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¿Problemas? Me preguntó con una dudosa curiosidad
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No Señor. Ninguno.
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¿Entonces por qué ha visto usted al Sr. Jettou en el último instante? Me dijo, insinuando haber visto la recomendación del Sr. Ibrahimi.
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Sencillamente porque creía que podía obtener una declaración en exclusiva para la Televisión Marroquí.
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Pero… si ya las hemos hecho en la rueda de prensa de hace unos instantes, me recordó con un acento acusador y una sonrisa cómplice.
Con su discreto interrogatorio porque en ningún instante dejó de sonreír, aparentemente el Sr. Aznar quería descubrir «algo» más…. «Algo» que solo anidaba en su visceral concepción de lo que somos los marroquíes.
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Ya le dije, Sr. Presidente, que quería algo en exclusividad.